Precupación, y mucha, es lo que más abunda entre los empleados de las empresas auxiliares que trabajan para Alcoa, cerca de una veintena, de las que doce lo hacen en exclusividad para Aluminio, con lo que el cierre de esta planta traería un efecto dominó para las contratas. Por ello, desde la plataforma que representa a todas ellas lamentan el veto de la dirección de Alcoa a estar presentes en las reuniones y creen que están totalmente legitimados para formar parte de la negociación.
"Poderiamos acudir como asesores do comité de empresa, pero nós queremos estar con representación propia, porque entendemos que temos lexitimidade para participar nas reunións entre a dirección e o comité", asevera Kike Rocha, el portavoz de la plataforma de auxiliares, quien lamenta el veto que, dice, les ha impuesto la dirección de la firma a participar de las conversaciones.
"Falamos cos sindicatos e logo co comité de Alcoa e a dirección aceptaba a nosa presencia, pero logo rexeitárono, polo que non podemos estar presentes na reunión que haberá mañá", manifiesta Rocha, en relación con el encuentro entre el comité y los dirigentes de la factoría, en el que empezará la negociación tras el anuncio la pasada semana de la multinacional americana de cerrar la planta de Aluminio y despedir a más de 500 empleados.
Una losa que será también una sentencia para las auxiliares: "Hai doce que traballan só para Aluminio e aínda que o resto faino tamén para Alúmina non van necesitar a todos os traballadores", cuenta Rocha, haciéndose eco en voz alta del análisis de la situación, que se abordó en la tarde de ayer en un encuentro de los representantes de las auxiliares, que engloban a unos 800 trabajadores, 500 de ellos destinados en la planta de Aluminio.
"Somos xente de moitas condicións que eliximos vivir na comarca porque aquí temos calidade de vida"
"A situación é moi grave", atestigua Rocha, sabedor de que las condiciones de los convenios colectivos son menos favorables que las que tienen los trabajadores que pertenecen a la multinacional, "polo que a nosa situación aínda é peor". Elevan a mil los despedidos si los peores augurios terminan por cumplirse.
Por ello, no se cansan de hacer un llamamiento a la sociedad para que les apoye en esta lucha por intentar salvar los empleos, que son el pan de muchas familias y la garantía de pervivencia de la comarca. "Somos conscientes e coñecedores da nosa forza como comarca e confiamos en que a nosa loita dé os seus froitos e se logre intervir ou que veña outro comprador, pero ten que salvarse", reclama.
"Somos xente de moitas condicións que eliximos vivir na comarca porque aquí temos calidade de vida e, ata o de agora, un traballo a verdade con boas condicións, pero se esto pecha sería un mazazo para todos, uns porque xa teñen unha idade e outros que, aínda que somos novos, temos hipotecas que a ver como podemos pagar", dice Rocha, al tiempo que insite en que "o de Alcoa non é un farol".
El respaldo social sería su mejor baza y no descartan medidas de protesta para hacerse oír, pero siempre complementarias a las que realice el comité y con su apoyo. Un respaldo que ellos también darán a las medidas que decidan los representantes de los trabajadores de la multinacional.
