El primer fin de semana de agosto el municipio de Ribadeo experimentó un incremento de visitantes bastante notable en comparación con lo que había sido un mes de julio muy flojo derivado de la situación que provocó la pandemia de la Covid-19. Casi de un día para otro en la primera jornada de mes hubo un gran aumento de visitantes y esto hizo que de nuevo aflorase el problema de la falta de aparcamientos en diversos momentos y épocas del año que viene aquejando a la villa ribadense, y ello pese a las plazas habilitadas por el Concello.
Solo unos días antes, a mediados de julio, el alcalde anticipó la habilitación de 365 plazas de aparcamiento distribuidas en distintos punto de la villa ribadense.
Sin embargo una de las más esperadas era una zona que se encuentra pegada al aparcamiento de Daniel Cortezón y que hasta entonces no había sido más que un montón de zarzas.
La zona se limpió y se habilitó, pero la obra quedó parada, con el piso de piedra y todavía con los precintos municipales que la cierran e impiden su utilización por parte de los usuarios.
En estos días en que la villa ribadense parece haber recuperado un flujo de visitantes y turistas bastante parecido al habitual o, al menos, superior a lo que se podía esperar teniendo en cuenta las circunstancias que rodean estos tiempos, las colas de coches para aparcar continúan en la localidad. No hay muchas más posibilidades para habilitar plazas de aparcamiento en el centro de la localidad.
Ahora ya parece haber remitido cierta polémica generada por el traslado del mercado semanal de los miércoles al aparcamiento municipal toda vez que ya se sabe que no podrá volver a la plaza de abastos al no poder cumplirse allí las distancias de seguridad.
