Siete pesqueros con base en Celeiro y Burela, todos arrastreros excepto O Xan, un volantero que faena en el Gran Sol francés, han instalado cámaras a bordo que recopilan datos científicos para un programa de medidas de mitigación de capturas accidentales de cetáceos. No solo acceden a los equipos de circuito cerrado de televisión que de momento no son obligatorios pero sí dentro de unos años, sino que obtienen cuotas de caballa adicionales o de otros stocks sin que les computen en su asignación anual. El asunto de las cámaras por la geolocalización y remisión de datos desde embarcaciones de artes menores, de cuatro a doce metros, que el Parlamento Europeo podría aprobar para dentro de cuatro años, está siendo polémico.
Las cámaras de circuito cerrado de televisión a bordo se mueven por ahora entre el ensayo en buques mayores y el rechazo de plano a su obligatoriedad que este lunes mismo planteó la Federación Galega de Confrarías para las embarcaciones artesanales.
De entre 13 barcos a los que la Secretaría General de Pesca ha asignado mayores cuotas a cambio de probarlas determinados días de pesca, el Bautista Pino y Nuevo Socio de Celeiro figuran como pareja voluntaria en el proyecto piloto de observación electrónica y a cambio recibirán una cuota científica suplementaria de 80 toneladas de xarda, diez de merluza y 200 de bacaladilla (lirio). El Pino Ladra, 40 toneladas de xarda, cinco de merluza, tres de gallos y tres de bacaladilla. El arrastrero Serenín recibirá 50 toneladas de xarda por este programa mientras que el Faro de Ons y O Cantiño, de la OPP Lugo burelesa, 20 toneladas cada uno.
El patrón de O Cantiño, Eduardo Domínguez, señala: "Queren empezar a implementar o das cámaras, que por agora non son obrigatorias; nós puxémolas catro semanas e observarán cómo traballan os aparatos que emiten sons para afastar as baleas e delfíns das redes. É un proxecto dotado con axudas para os sensores automáticos e con toneladas de peixe que podemos pescar a conta dunha cota científica".
La cuota suplementaria de caballa, la más deseada en momentos en que los bancos se aproximan —este lunes el arrastre comenzó a capturarla frente a Asturias—, es buen incentivo, aunque el aumento de controles en flotas menores que no tienen obligación de enviar señal de posición o comunicación diaria de capturas desde el mar, no siempre es bien recibida.
LANCHAS DISCONFORMES. Este lunes el comité ejecutivo de la Federación Galega de Confrarías que preside José Antonio Pérez Sieira volvió a cargar contra el proyecto de nuevo reglamento de control en marcha en el seno de la Unión Europea y que "afectará inevitablemente a la flota de artes menores". Dice que su impulsora, la eurodiputada Clara Aguilera, no ha escuchado al sector artesanal gallego sobre las características especiales de la flota, casi 4.000 unidades de las que el 90% no superan los doce metros de eslora.
Rechazan cámaras que vigilen las labores de pesca y ponen en duda la utilidad de que cientos de pequeñas embarcaciones emitan en una mañana de marisqueo o pesca señales de geolocalización. Sin espacio para equipos ni tiempo para atenderlos, señalan desconocimiento político sobre la labor de las lonjas, donde se pesan y registran a diario las capturas.
