Vilar: "Esta es mi otra familia"

El marinero burelés Andrés Vilar está a punto de terminar su primera campaña en la Antártida a bordo del Sarmiento de Gamboa
Andrés Villar en el barco. EP
photo_camera Andrés Villar en el barco. EP

"No es fácil llegar a estas zonas del planeta y menos haciendo el trabajo que te gusta", cuenta desde la Antártida el burelés Andrés Vilar Expósito, que afronta su primera campaña en el continente helado a bordo del buque oceanógrafico Sarmiento de Gamboa, en el que trabaja como marinero de puente con la doble misión de vigilar la navegación y dar apoyo a las bases españolas. Una campaña que comparte con medio centenar de personas, entre tripulantes y científicos, de distintas nacionalidades y con distintos cometidos, con los que asegura el ambiente a bordo es muy bueno, así que "realmente es como otra familia".

Completa horas de mar y vive una experiencia única

Para el joven burelés, que el pasado martes cumplió 22 años, es su primera campaña en el buque, lo que le servirá para completar los días de mar, además de para vivir una experiencia única, a bordo de uno de los mejores buques oceanográficos de nuestro país, cuya misión es la de dar apoyo logístico a las bases científicas españolas, la Juan Carlos I y la Gabriel de Castilla, "hasta la que transportamos a la gente, la comida y los equipos que necesitan para llevar a cabo la expedición" a lo que se suma la toma de muestras –magnetismo, temperatura y sismicidad– de zonas próximas al Estrecho de Bransfield, la cuenca Powel y la Isla Elefante, explica el joven.

Andrés Villar con sus compañeros en el barco, en la Antártida

"El trabajo de los marineros es de los más completos, ya que nos encargamos del transporte de las mercancías desde el barco a las bases, realizamos rondas de seguridad y vigilancia en cubierta durante la navegación y el puente, junto a los oficiales", cuenta el marinero burelés, quien está completando sus horas de mar para poder ejercer como oficial o capitán, una labor que le gustaría seguir desarrollando en buques oceanográficos o en un remolcador de puerto.

Los ciclos tienen mucha salida, y más en el mar

Un trabajo, el del mar, que le viene de familia y que fue su opción cuando apostó por formarse profesionalmente. "Hice el ciclo superior en Transporte Marítimo y Pesca de Altura, en la Escola Oficial Náutico Pesqueira de Ferrol. Lo recomiendo totalmente, los ciclos tienen muchísima salida, y más en el mar; además con el problema de relevo generacional que hay, y se espera que en los próximos años se agrave, van a hacer falta muchos titulados de puente y máquinas, tanto para la Marina Mercante como para pesca".

En barcos de Burela fue en los primeros en que embarcó, una profesión que animaría a probar a los más jóvenes, pues "hoy en día no es como antes, en los barcos cada vez se valora más la calidad de vida y la comodidad a bordo. Además con los sistemas de comunicación que existen y con internet a bordo nunca estás desconectado de tierra".

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PAISAJE. De la Antártida, lo que le derrite a Andrés es el paisaje. "Es impresionante poder ver a los pingüinos en su hábitat natural y contemplar los icebergs y glaciares. La noche es casi inexistente, se oscurece un poco a las doce y a las tres de la madrugada ya vuelve a ser día y esto también perjudica algo el sueño, ya que es extraño irse a dormir a las cuatro de la mañana siendo totalmente de día", cuenta sobre una experiencia que le obligó a pasar un reconocimento específico antes de partir, "muy estricto y regulado por el Comité Polar Español y, sin superarlo, no te permiten acceder, ya que podría suponer un riesgo en caso de tener alguna patología desconocida".

El paisaje le encanta, aunque le cuesta irse a dormir de día

A bordo hacen guardias y los ratos libres los suelen pasar viendo la televisión o en las salas de ocio, con cartas y juegos de mesa. Un momento de compartir experiencias es en el aperitivo que organizan los cocineros antes de la comida de los domingos. "Es un momento de reunión y muy positivo para socializar, conocernos mejor y comentar los sucesos de la semana", asegura Andrés, que echa de menos a su familia y a su pareja, con los que aprovechará para pasar más tiempo a su regreso a Burela y no descarta "intentar celebrar otra vez las navidades, dentro de las posibilidades que hay con el covid", asevera.

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Para eso aun tendrá que esperar, puesto que hasta primeros de febrero no desembarcarán en Punta Arenas (Argentina) haciendo la travesía a la inversa de cuando salieron de Vigo a mediados de noviembre. Una localidad a la que el barco volverá en abril, tras finalizar otra campaña científica, en este caso por Suráfrica.

Una embarcación que es de los mejores oceanográficos con los que cuenta actualmente España, equipado con cinco laboratorios, salas de informática y procesado de datos, características a las que se suma un sistema de posicionamiento dinámico, que ayuda a que se mantenga en la misma posición, sin afectarle la deriva ni el viento, "lo que facilita muchísimo las tomas de muestras y las maniobras de largado y virado de los aparatos", asegura Andrés.

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