¿Qué fue de... Ana López Oca?

Fue una de las comerciantes pioneras en Burela y, como casi todas las de la época, llegaba de un pueblo cercano, en su caso de Trasbar. Con su marido abrió Calzados Tomás en 1963 sin tener ni idea del negocio. Pero ahí siguen, ahora en manos de su hija y tras haberlo dimensionado conforme crecía la villa
Ana López Oca, cofundadora de Calzados Tomás de Burela.
photo_camera Ana López Oca, cofundadora de Calzados Tomás de Burela.

Ana López Oca llegó con su marido a Burela cuando ella tenía solo 22 años y él, 24. Venían de Trasbar y reconoce que lo que les gustaba, sobre todo a él, era trabajar la tierra. De eso hace 63 años. Eran tiempos durísimos en Burela. Compraron un pedazo de terreno y se movían por allí, hasta que un día su marido le comentó que andaba por la zona un viajante de zapatos y le planteó la opción de comprárselos y montar una tienda de calzado. Así es como echó a andar Calzados Tomás y allí sigue. Ahora el negocio está en manos de su hija y se maneja ya con otras claves como una página web pero, dice, sin renunciar a la esencia de calidad con la que en su momento lo pusieron en marcha.

Lo hicieron cuando todo estaba empezando, de tal forma que a su marido le apodaron O dependiente "porque non había outro en todo Burela, así que só el era o dependente". Dueña de una excelente memoria, Ana recuerda "perfectamente o primeiro cliente que entrou pola porta. Vendinlle uns zapatos de Tafalla a 199 pesetas. Entón non había zapataría ningunha, só un zapateiro que os amañaba e tiña pares soltos, pero nada máis".

Cuenta que al margen de los cambios que fue viviendo su negocio, vivió también las enormes transformaciones que experimentó Burela: "Como sería que, cando compramos isto, desde aquí vía o mar, e agora non se ve nada de nada", explica desde su tienda en la Rúa do Correo, justo junto a la estación de autobuses y trenes de la localidad.

Ao primeiro cliente vendinlle uns zapatos de Tafalla a 199 pesetas. Entón non había zapataría ningunha

Pero eso cambió rápidamente en un momento dado: "Houbo un momento entre finais dos anos 70 e principios dos 80 que, mirando Burela, non se vían máis que grúas. Estabase a construír Burela enteira naqueles anos. Chegaba xente a feixes e, claro, o negocio medrou unha barbaridade naquel tempo. Foron anos moi bos e agora xa non é así, pero hai que vivir cada momento que che toca e este é así".

En su caso, lo cierto es que Calzados Tomás fue yendo a más. Tiene una clientela tan fiel como sus propios empleados, "cos que nunca discutín e nunca marcharon, por algo será. Eu non creo que haxa que discutir con eles", aunque si se le pregunta, sí admite que "tiven ollo para escollelos, pero tamén é certo que se viñeron ofrecer".

Estos días que hay fiestas en Burela, recuerda Ana "cando se vendía e che pagaban de costeira en costeira, que é cando a xente cobraba e eles podían vir pagar. Fomos amañando así e foinos ben, pero traballamos moitísimo, todos os días. Porque hai que estar, e eu estiven sempre".

Mientras tanto, ella sigue apoyando a asociaciones como la de ayuda a enfermos mentales A Mariña, de la que alaba la labor que hacen, y se la ve contenta de que el negocio siga adelante contra viento y marea.

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