''El Alfa Spider te da libertad de espíritu''

Javier García, burelés y extrabajador de Alúmina, se hizo en 2015 con un cabriolet cuyo rodaje fueron las calles de Nueva York
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photo_camera Javier García con su Alfa Spider. X. LOMBARDERO

El día que recogió en Viveiro su primer coche, un Alfa Romeo 33, justo al lado estaba expuesto otro automóvil rojo, un descapotable. A Javier García se le quedó clavada esa espina del Alfa Spider. ''Qué coche más bonito —pensó a sus 21 años—, cuando pueda me lo compraré'', porque entonces debía costar unos diez millones de pesetas.

Pasaron los años y en el 2011 llegó el momento del coche de su vida con una unidad de película que ha circulado por medio mundo. El enamoramiento es parte de una historia con muchos detalles y que sonará a chino a quien solo vea las cuatro ruedas como un medio para ir de A a B. ''Está la sensación de conducir un Alfa, es distinto, no es como llevar otra máquina y mucho menos un eléctrico. No sé cómo explicarlo pero te da libertad de espíritu'', explica.

Javier nació en 1967, año del estreno de ‘El graduado’, la película que catapultó a Dustin Hoffman al estrellato con un tormentoso romance en el que aparecía conduciendo un Spider. Bueno, en realidad allí era un Alfa Duetto, una evolución del Spider, también diseñado por el carrocero Pininfarina.

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En la película, imborrable de la memoria por la banda sonora de Simon y Garfunkel con el éxito ‘Mrs. Robinson’, salió fugazmente un Ford pero coronó al pequeño descapotable italiano, del que se fabricaron 126.000 unidades, la mayoría para los EE.UU.

Hoffman y García son menudos, les pega este tipo de biplaza que ahora rueda por el paseo de A Marosa burelés y es precisamente una edición especial ‘Graduate’ producida en 1985 en Turín al calor del tirón del filme.

Matriculado el 21 de septiembre de 1986 en Nueva Jersey, su primer propietario lo disfrutó recorriendo Nueva York. Hemos interiorizado tanto aquella ciudad con el cine que es fácil imaginarlo atravesando Brooklyn o el puente de Manhattan. Pero le quedaba mucha ruta.

En 1990 fue para Miami y después regresaría a Europa, importado desde Alemania. Dos años parado en Francia y otros dos en Carballo, donde lo compró un chaval, son parte de la historia de un cabriole’ adquirido en 2011 por un particular de Monforte, quien acometerá una importante restauración (pintura, interiores, motor...).

En 2012 ya es histórico y en 2015 lo compra este burelés prejubilado de Alcoa. ''Es el motor de A Mariña y si cierra quedará muy mal, con mucha gente en la calle y condenada a emigrar'', dice.

''Este Alfa Romeo llegó de Nueva Jersey y hoy circula cerca de Alcoa'', resalta García 

Era el cuarto Alfa de su vida, todos rojos. El 33 lo había vendido con 320.000 kilómetros y sigue en casa un 147 que maneja su esposa. Otro 156 de línea atemporal, con 405.000 kilómetros, ha recorrido toda Europa y lo conservará: ''He visitado 13 países con él y soy del Club Alfa Romeo España''.

Sobre la mala fama de algunos Alfa recientes, la achaca en gran parte a que no siempre se sabían regular bien los motores bóxer de cilindros opuestos y con carburador de doble cuerpo. ''Pero Suso de Viveiro siempre me lo dejaba impecable'', recuerda del 33.

El futuro de la marca no lo ve claro en el seno de Stellantis, si no se conservan las suspensiones, dirección y otras tecnologías propias y deportivas. De sobrevivir a la estandarización de plataformas y mecánicas, su siguiente Alfa debería ser el espectacular Giulia. Ha podido probar el QV de 530 CV y motor Ferrari.

El Spider tiene repuestos y carreteras secundarias para rato. Colma su pecho de alfista en foros y concentraciones y por la numeración conoce hasta la historia del volante de madera Nardi, originario de un Giulieta del año 1956.

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