El alcalde y los vecinos claman por un nuevo vertido a la traída de Ribadeo

Viaqua aseguró la potabilidad del agua pero la vecindad sufrió su mal olor y temió usarla

Embalse de Lexoso, en Ribadeo. P.V.
photo_camera Embalse de Lexoso, en Ribadeo. P.V.

Los ribadenses clamaron este martes contra el fuerte olor «a purín o a lejía», -no sabían concretarlo-, con el que salía el agua de la traída desde la noche anterior. Viaqua aseguraba su potabilidad y el Concello envió requerimientos y advertencias a la Confederación Hidrográfica del Cantábrico, a la Xunta, al Seprona, al Concello de Barreiros y a la cooperativa Os Irmandiños, entidad a la que se achaca el posible vertido al embalse de Lexoso del que se nutre parte del abastecimiento, si bien el caudal principal se obtiene del río Eo, en Vilarbetote, Trabada.

El propio alcalde reconoció el "novo vertido de lixiviados ao río Grande que ocasionou un forte cheiro na traída" y calificó este reiterado incidente de "intolerable". "A empresa concesionaria procedeu ao baleirado dos depósitos", matizó, mientras la situación se normalizaba. "Non pode estar unha poboación de 10.000 habitantes sempre pendente dun fío, pensando que nalgún momento temos que cortar o subministro porque a calidade, aínda que cumpra cos parámetros, non é boa", denunció el munícipe.

Para asegurar los parámetros de potabilidad, la empresa tuvo que añadir más sustancias al agua: "Habitualmente el porcentaje de cloro libre es de un 90% y de cloro combinado, un 10%. De este modo, la percepción a desinfectante es mínima. Hoy -por este martes- se han invertido los porcentajes de concentración de cloro, representando el cloro libre un 25-30% y el combinado un 65-70%; por ello, el cloro combinado es altamente percibido a través del olor". Desde primera hora, cortaron la entrada de agua a la estación depuradora de Santa Cruz, que se nutre del embalse de Lexoso y la empresa vació ese depósito y la red, además de denunciar el posible vertido "que pone en riesgo el abastecimiento" de Ribadeo.

Durante el día, las críticas se sucedían, desde padres que no quisieron por la noche bañar a sus bebés por miedo a que sufrieran alguna urticaria hasta multitud de personas que optaron por no cocinar, por si acaso, con el agua de la traída.

"Yo en enero había guardado durante mucho tiempo botellas con el agua que salía con tierra incluso; en las últimas horas no pasó esto, sino el olor a lejía o a purín que desprendía", matizaba una vecina de la avenida Rosalía de Castro. Un vecino que reside cerca del auditorio se quejaba de que nadie les informaba: "¿Por qué si saben esto, desde el Concello o desde Viaqua no dieron un aviso? En lugar de eso, los usuarios hemos tenido que llamar a un teléfono 900". En las oficinas de Viaqua en Ribadeo recibieron más de 70 llamadas de los vecinos quejándose, solo por la mañana.

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