"Ahora compran barato, pero en la mercería nunca tuve que devolver algo que saliera malo"

Aunque ya jubilada, María Josefa Peña es sobradamente conocida en Ribadeo porque lleva toda la vida trabajando de cara al público. Desde los 14 años en la zapatería Botana y luego en Mercería Vizcaya. Este sábado será homenajeada por Acisa en el consistorio con una gala sin público en la que se reconoce su trayectoria
María Josefa Peña. JOSÉ Mª ÁLVEZ
photo_camera María Josefa Peña. JOSÉ Mª ÁLVEZ

ESTUVO EN La Botana desde los 14 a los 46 años. Luego se cambió de sector y se fue a algo tan complejo como una mercería, la Vizcaya, que era de su marido, dando continuidad a un negocio que funcionaba desde los años 40. Aunque se jubiló, está contenta de que hayan cogido el traspaso y de que el local vaya a mantener el nombre que siempre tuvo.

¿Cómo acogió el homenaje que le tributa mañana Acisa?
Solo puedo estarles agradecida. Trabajé mucho con ellos. Cuando falleció mi marido les hice muchas consultas y me aconsejaron mucho. Cuando me dijeron esto me sorprendió porque yo soy muy humilde, pero me animó el formato. Será en el salón de plenos, sin la cena y sin público, por lo que es algo más íntimo. Vendrán mis hijos y siendo así, me animé.

Aunque la conoce muchísima gente por su mercería, trabajó muchos años en La Botana.
Claro. Empecé allí con catorce años. No sabía nada de nada y tengo que decir que me enseñaron muchísimo. Allí aprendí todo del negocio y estuve 32 años, hasta que me fui con mi marido a la mercería. La verdad es que solo puedo estarles agradecida. Además fueron años buenísimos, llegaba muchísima gente de Asturias a comprar. La gente no se hace una idea de lo que era. Allí aprendías a tratar a la gente, fue una gran experiencia.

Pero se cambió a algo totalmente diferente. ¿Sabía entonces algo de mercerías?
Nada de nada. Además son negocios que no tienen nada que ver entre sí. Estaba mi marido, claro, que sí que sabía. Luego, con el paso del tiempo, vas aprendiendo y hace falta porque es algo muy completo. Hay cientos de botones, al principio todo te parece parecido. Es complicado, la verdad. Luego falleció de forma repentina mi marido y tuve que hacerme cargo yo del negocio. En aquel momento no sabía si podría, porque yo de papeles, nada de nada.

Pero se atrevió y le salió bien.
Sí, porque para entonces ya tenía experiencia, aunque la verdad es que había diferencia. Por ejemplo, mi marido era más echado para delante con el tema de los pedidos, con traer cosas nuevas a ver qué tal se vendían y todo eso. Yo, no. Era mucho más prudente en esas cosas. Iba más sobre seguro pero trabajé mucho y traté de mantener el ritmo de trabajo.

Las mercerías son un modelo de negocio particular. ¿Cree que acabarán por extinguirse?
Pues la verdad es que creo que sí. Porque ahora pasa un poco como con todo, la gente o no va a comprar a ellas o quiere comprar cosas más baratas, como en los chinos. Luego llegaban diciendo que les saliera mala una cremallera o lo que fuese. Yo nunca tuve que devolver algo porque saliera malo. Pero la gente ya va comprando de otra forma.

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