Iván García, hijo del fallecido en el naufragio de Viveiro: "Se ahogó en mis brazos"

Luchó con el mar para salvar a su padre cuando cayeron al agua al volcar su lancha en la ría de Viveiro
photo_camera El helicóptero Pesca 2 rescató este martes a dos personas, padre e hijo, cerca de la isla de la playa de Area. El progenitor, de 66 años, falleció horas más tarde en el Hospital da Mariña. Así quedó la lancha en la que se encontraban.  VÍDEO: GARDACOSTAS

Cuando está a punto de cumplirse un mes del fallecimiento en la ría de Viveiro del guardia civil jubilado Pedro García, de 66 años de edad y vecino de Lugo, debido al vuelco de la embarcación La Condia en la que había salido a pescar junto a su hijo Iván, policía nacional, este escribió un emotivo relato en que detalla lo vivido, además de traslucir el daño psicológico que todavía padece.

El agente expresa también gratitud infinita hacia sus salvadores, los dos policías nacionales que estaban fuera de servicio y que le sacaron del agua arropándole literalmente mientras que la tripulación del helicóptero Pesca 2 rescataba a su padre e intentaba reanimarlo de camino al Hospital da Mariña, en Burela.

"Este jueves hizo cuatro semanas de ese maldito día, 28 noches sin apenas dormir, 28 noches despertándome en medio de la oscuridad, llorando, mirando a la nada y no encontrando ninguna explicación de por qué tuvo que pasar. El porqué una bonita mañana de martes de pesca en barco con mi padre, la persona con la que más he discutido, pero a la que más he querido y del que más cosas he aprendido en esta vida, acabó en tragedia. El porqué esa maldita ola nos volcó en medio del mar cuando ya nos íbamos rumbo al embarcadero. El porqué, una vez en el agua, pensamos que sería fácil llegar nadando a la costa o a una isla que parecía próxima", dice.

Las secuelas que han quedado en mi cabeza son difíciles de olvidar, sobre todo por las noches, que son eternas

"El porqué, después de más de 15 minutos nadando en esas frías aguas, no habíamos avanzado ni tan siquiera unos metros. El porqué la fatiga podía cada vez más con nuestros cuerpos, y finalmente, tras estar sujetando a mi padre para mantenerlo a flote con la cabeza fuera del agua, el cual ya no se daba movido por el cansancio y por el peso de la ropa que llevábamos, se ahogó en mis brazos. El porqué, sin dar crédito a lo que estaba sucediendo, y tras media hora sujetándolo después de haber fallecido, pidiendo auxilio, tuve que soltarlo para salvar mi propia vida y no hundirme. El porqué los siguientes 15 minutos que estuve en el agua, ya casi sin fuerzas, sin poder casi gritar, llorando, ya no me daba movido, y solo pensaba en mis hijos mientras miraba al cielo, y viendo como a lo lejos se alejaba mi padre flotando hacia aquella isla, mientras el agua me arrastraba en dirección opuesta hacia unas rocas y las olas pasaban por encima de mi cara...". 

"Lo único bueno de esta historia, de la cual no me siento orgulloso, y que jamás tenía que haber pasado, fue que estoy aquí para contarlo. Y estoy aquí gracias a dos ángeles... dos auténticos compañeros, que el destino quiso que ese día, en ese preciso momento, estuviesen allí, y desde lo alto de la montaña, escuchasen mis gritos de auxilio... Aún a día de hoy no sé cómo, sin pensárselo un solo segundo, consiguieron bajar por aquel acantilado para rescatarme de entre las rocas y salvarme de una muerte segura". 

"Recuerdo mientras estaba en el agua ver a lo lejos a una persona hacerme señas y a otra a escasos metros por detrás hablando por teléfono... eran mis salvadores... y eso fue lo que me dio fuerzas para seguir luchando por mantenerme a flote. Y también recuerdo como a pesar del oleaje rompiendo contra las rocas, se metieron en el agua y me cogieron a duras penas como pudieron entre los dos, mientras yo estaba en estado de shock, tiritando, me quitaron la ropa y me pusieron la suya, que estaba algo más seca, al tiempo que me abrazaban para que entrase en calor; todIván García. EPo ello sin perder un solo segundo movilizando telefónicamente a todos los medios posibles, tanto por tierra, mar y aire...". 

"Nunca escribo nada por este medio, pero me gustaría que todos sepáis que gracias a vosotros, J.C. y S, si me estáis leyendo, mi madre sigue teniendo un hijo y mis hijos siguen teniendo un padre, y que ahora mismo estoy en la cama, abrazando con el brazo derecho a mi hijo y con el izquierdo a mi hija... Y eso es algo que jamás olvidaré y que jamás os podré compensar. Tardaré más o menos tiempo en recuperarme, las secuelas que han quedado en mi cabeza son difíciles de olvidar, sobre todo por las noches, que son eternas, pero tengo muchos motivos por los que seguir adelante, además de la ayuda de muchos amigos y compañeros que no sabía que estaban ahí hasta que los he necesitado. Gracias, hermanos. Gracias, héroes", concluye emocionado.

"Sin poder gritar, llorando, ya no me daba movido" 
Iván es el superviviente de una tragedia con la que aprecia más aún los valores inculcados por su padre, los mostrados por sus rescatadores, la propia vida y lo complicado que resulta enfrentarse a un mar cuyos lances sorprenden sin esperarlo.

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