El juicio por un delito continuado de amenazas que este miércoles iba a celebrarse en la Audiencia Provincial de Lugo no se llevó a cabo al haber conformidad ya que los dos acusados, una mujer y un hombre, abonaron 2.500 euros en concepto de responsabilidad civil y se comprometieron a no acercarse a la víctima durante cinco años, además de pagar una multa.
La vista se iba a celebrar ante un tribunal del jurado y el fiscal pedía cuatro años de prisión para cada uno de los dos acusados que, según el fiscal, exigieron a un trabajador de una industria del polígono pontenovés diversas cantidades de dinero, diciéndole que si no lo denunciarían por supuesto maltrato a la hija de ella, R.G.C., y pareja del otro implicado.
La víctima, J.F.V., padece según la instrucción un retraso mental moderado, además de otras patologías psiquiátricas, lo que determina que tenga reconocida una minusvalía del 55%. "A consecuencia de ello -dice el fiscal-, J.F.V. resulta ser una persona especialmente influenciable, circunstancia de la que se prevalecieron los acusados para cometer los hechos".
La mujer imputada, M.C.R. tiene antecedentes por lesiones y estafa, siendo condenada antes en Oviedo y Avilés. En esta ocasión consiguieron que J.F.V. les entregara 1.000 euros el 24 de septiembre del 2015 y 1.500 euros cuatro días más tarde. "Los acusados, persistiendo en su actitud, reclamaron posteriormente otros 2.000 euros, aunque finalmente no consiguieron el dinero dado que J.F.V. denunció los hechos", señala el escrito del fiscal.
Los acusados abordaron en varias ocasiones a este trabajador de una conocida firma del polígono industrial de A Pontenova, al que conocían, pretendiendo la obtención de diversas cantidades de dinero. Lo hacían diciéndole que "lo iban a denunciar por haber supuestamente maltratado a R.G.C., hija de M.C.R, y pareja de FM.C.C., y que iba a ir detenido por malos tratos, o bien le decían que lo iban a denunciar por haber supuestamente atropellado con el coche a FM.C.C. y haberle causado lesiones. Igualmente lo atosigaban con llamadas y mensajes en tono amenazante, insistiendo en que si no les daba el dinero lo perseguirían hasta su casa, su lugar de trabajo e incluso dando a entender que una tercera persona, J. "el gitano", estaría involucrada".
Lo esperaban a la salida del trabajo para pedirle el dinero y J.F.V. entregó 2.500 euros por el enorme temor que tenía a que llevaran a cabo sus amenazas.
