Yoga por una buena causa

La instructora pontesa Lidia Vilaboy acaba de iniciar un curso de meditación, que recaudará fondos para la asociación Pegadas Solidarias

Lidia Vilaboy (en el centro) con dos de sus alumnas. MARTA MANCEBO
photo_camera Lidia Vilaboy (en el centro) con dos de sus alumnas. MARTA MANCEBO

La instructora pontesa Lidia Vilaboy acaba de iniciar un curso de yoga por una buena causa. La formación, que será gratuita, servirá para recaudar fondos para la asociación animalista Pegadas Solidarias, a través de las aportaciones voluntarias que realicen los asistentes.

"Conocía el trabajo increíble que realiza la asociación y como me gustan mucho los animales deseaba colaborar con ellos", explica Lidia, que entendió que la mejor forma de hacerlo era a través de su trabajo, la meditación, "una disciplina que también ayuda a despertar conciencias".

Las clases, que se desarrollarán los viernes en el primer piso del Liceo, en horario de 19.15 a 20.15 horas, "acercará a los asistentes a una filosofía de vida diferente".

"La meditación te aporta herramientas para enfrentarte a la vida y mucho beneficios", destaca la instructora, que asegura que esta disciplina "ayuda además a conocer valores, actitudes y fortalezas que desconocemos de nosotros mismo, pero también esa parte oscura con la que no nos relacionamos y está ahí".

Las clases se desarrollan todos los viernes, en horario de 19.15 a 20.15 horas, y las aportaciones son voluntarias

Los asistentes podrán acudir a las sesiones cuando lo deseen y no tendrán que llevar ningún tipo de material. "La sala está acondicionada y tiene todo lo necesario para la práctica", dice Lidia, quien confirma que las sesiones no tendrán ningún tipo de coste.

"Cada uno podrá aportar lo que desee en una hucha, que no es de cristal para evitar que se vea y se creen dilemas, y que nos han facilitado desde Pegadas Solidarias", explica la profesora, que desea que esta iniciativa tenga una buena acogida.

La misma o mejor que las clases que ya lleva impartiendo desde hace tiempo la pontesa -también en el Liceo, en Espiñaredo y en la clínica Los Murallones-. "Estoy gratamente sorprendida con la acogida que ha tenido el yoga y la meditación en As Pontes. Para ser una práctica poco conocida y para valientes, la gente sale con muy buenas experiencias", asegura la instructora, que anima a los vecinos a probar.

"El perfil de los asistentes es muy variado, va desde los 25 a los 75 años. Lo importante es que quieran autoconocerse y experimentar", concluye.

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