Xeada nace en Roupar para llevar el sabor de la huerta a los consumidores

La pontesa Raquel Pardo empezó a dar forma hace tres años a un proyecto por el que apostó al 100% este verano y ante la elevada demanda ya debe crecer para poder cubrir el mercado
Raquel Pardo, de Xeada. AEP
photo_camera Raquel Pardo, en su invernadero de Roupar.

"Empecé con el invernadero hace tres años, como un complemento, pero este verano decidí apostar al 100%", explica la emprendedora pontesa Raquel Pardo, que fundó en la parroquia xermadesa de Roupar, donde reside, Xeada, un proyecto para comercializar productos naturales y llevar el sabor de la huerta a los consumidores.

«Siempre me gustó plantar y siempre me rondó por la cabeza la idea de tener mi propio negocio. Trabajaba con empresas de trabajo temporal y me decidí a montar esto, que es algo muy bonito y que me gusta mucho», dice Raquel, mientras pasea por un invernadero lleno de color y sabor.

Xeada, que evoca con su nombre el frío de las mañanas chairegas en invierno, nace en un invernadero de 340 metros cuadrados, que ante la elevada demanda ya no es suficiente.

"Tuve tanta gente este verano que me quedé sin algún producto. La respuesta de la gente fue muy buena", dice Raquel, que indica que todo lo que produce lo vende en su propia finca o los sábados en el mercado de As Pontes.

"Mi idea es crecer con esto y me gustaría ampliar más para poder dar más servicio y tener más producto, uno de mis objetivos es hacer reparto a domicilio pero de momento es imposible porque todo lo que nace se vende", dice esta emprendedora, que reconoce estar "alucinada con la demanda", que superó sus expectativas.

"Empecé a vender cuando acabó el estado de alarma y vino muchísima gente", dice, mientras valora que los cambios en el mercado pontés debido a las restricciones por la crisis sanitaria la favorecieron a ella y a otros productores.

"Ahora estamos en la explanada de la Casa de Don Pedro y no dentro del mercado, somos más visibles y la gente se para más, viene y pregunta", dice, y asegura que no es una cuestión de competencia. "Cuantos más productores estemos, mejor, porque cuantos más puestos se vean más podemos atraer a los clientes y eso es lo importante", indica la joven, al tiempo que asegura que la gente, cada vez más, "empieza a valorar los productos naturales" y la venta directa sin intermediarios. "La gente se interesa más pero el reto todavía es llegar a los más jóvenes, a los que animo a venir al mercado. Sería muy bueno que se le diese el valor que tiene", dice.

Su invernadero, que produce producto de temporada -berenjenas, tomates, pimientos, lechugas, judías, calabacines o repollos-, lo complementa con otra finca en la que planta patatas y grelos, productos que "siempre funcionan".

"Lo peor de este trabajo es que hay que dedicarle muchas horas, mucho mantenimiento -sobre todo en una de las cosas que más odia, arrancar las malas hierbas- y lo mejor es que trabajas para ti. Yo soy feliz en el invernadero. Levantarte y meterte allí en un día de sol... me encanta", dice Raquel.

"Para vivir de esto tengo que ampliar y seguir trabajando, pero ya es un reporte económico muy importante", dice una joven que apuesta por el rural y que ya abrió una página en Facebook para dar a conocer un negocio con vocación de crecer.

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