Un espejo en el que mirarse

El club de lucha olímpica de Vilalba, que cumple 25 años, se ha convertido en uno de los equipos más laureados de la capital chairega. Su última conquista: dos campeonatos gallegos sénior y cadete

Entrenamiento de lucha olímpica, en el auditorio. M.MANCEBO
photo_camera Entrenamiento de lucha olímpica, en el auditorio. M.MANCEBO

Los logros conquistados por el Club de Loita Olímpica de Vilalba en los últimos tiempos demuestran que el trabajo se está haciendo bien, muy bien. Acaban de proclamarse hace apenas una semana campeones gallegos en las categorías sénior y cadete. Un triunfo más, en 25 años de historia, que sitúa a este modesto club chairego en un ejemplo a seguir, en ese espejo en el que todos se miran.

"Actualmente temos sobre 40 nenos nas escolas deportivas municipais e uns 55 no club, 74 deportistas contando aos adultos", explica Iván Castro, una de las cabezas visibles de un proyecto, que coordina junto a José Luis Puentes, que ya ha traspasado fronteras.

Cuenta con escuela propia en el municipio de Xermade desde hace varios años, con pleno de alumnado femenino, y colaboran con otras entidades en Rábade o Vila de Cruces. Además, no descartan poder iniciar camino en localidades como As Pontes, de donde acuden algunos jóvenes a entrenar, y hasta donde fueron recientemente llamados por la coordinadora de anpas Abrente, para mostrar las bondades de esta disciplina en una olimpiada escolar.

Y es que el rumbo de la entidad tiende precisamente hacia la formación y no tanto la competición. "Agora centrámonos máis nas escolas. Queremos achegar a loita dun xeito lúdico. Temos rapaces a partir de tres anos e nos adestramentos fan loita, pero tamén multideporte. Os pais están encantados e van animando a outros a probar", explica Iván, quien reconoce que sacar a promesas hacia el éxito cada vez resulta más complejo, aunque sorprendentemente lo siguen consiguiendo.

Campeones gallegos de lucha olímpica

"A maioría dos deportistas teñen que compatibilizar os adestramentos cos estudos. É moi difícil a continuidade. Poden saír dous ou tres, pero non é o noso obxectivo principal. Non temos medios nin instalacións axeitadas para conseguilo", reconoce, una cuestión que también les condiciona a la hora de traer deportistas extranjeros para dirigir entrenamientos específicos.

"Ao non contar coas instalacións oficiais, non podemos firmar convenios para que veñan aquí adestrar e os nosos alumnos poidan ir fóra", se lamenta, aunque espera que este inconveniente pueda solventarse.

"É un proxecto que está na mente de todos, pero non podemos volvernos tolos", dice, mientras mira a esas máquinas que ocupan parte del espacio de una instalación ubicada en un antiguo almacén del auditorio, y que él mismo soldó.

De ese gimnasio improvisado, en el que llevan una década, salieron campeones como Carlos Yobanni García o Ramón Monasterio, que todavía tienen opciones de seguir sumando triunfos.

Como también las tiene José Cuba, al que esperan aupar como el primer vilalbés en unos Juegos Olímpicos. Tokio 2020 es el objetivo. "Financiaremos a súa participación nos premios e campionatos, son uns 5.000 ou 6.000 euros por ano. Pode ser a última opción", concluye esperanzado Castro.

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