La térmica de As Pontes vuelve a operar 130 días después de su apagado

La central entró "en explotación" solo con el grupo uno. El dos, en proceso de revisión, podría estar disponible a principios de 2023 ► El grueso de empleados retornados está ya en la planta. Ahora hay 63 trabajadores, menos de la mitad de 2019, cuando se inició la crisis
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photo_camera Un hombre observa la térmica pontesa tras su reactivación este miércoles. XESÚS PONTE

Endesa reactivó este miércoles la central térmica de As Pontes 130 días después de que fuese desacoplada en el que se creyó, allá por el mes de junio, el adiós definitivo de la factoría. Pero nada más lejos de la realidad.

El anuncio del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco) en el que autorizaba el pasado mes de septiembre el cierre de dos grupos -tres y cuatro- y condicionaba el futuro de los otros dos a la necesidad energética, abrió un nuevo escenario que ahora empieza a esclarecerse entre viajes de carbón, retorno de trabajadores y el esperado humo de la chimenea de vuelta.

                      Un hombre observa la térmica pontesa tras su reactivación ayer.
Ignacio Sainz, director de la central. EP

Así lo confirmó el propio director de la central, Ignacio Sainz, quien indicó que "o grupo un xa entrou en explotación e o grupo dous está en proceso de revisión para poder reactivalo a primeiros de 2023", unas obras que requieren de una inversión importante, que Endesa ya se ha comprometido a realizar.

El gigante eléctrico se encendió de nuevo el martes por la noche y tardó "entre siete y ocho horas en arrancar" después de sumar más de cuatro meses sin operar. "Se acopló a las 7.15 horas", confirmó el presidente del comité de empresa de Endesa, Ricardo Casas, que estuvo presente en las tareas que permitieron reactivar la factoría "polas necesidades do sistema e ante unha situación de crise enerxética como a actual", justifican desde Endesa, que ha insistido en que pone "en explotación dúas unidades de produción" pero que su estrategia no ha variado.

"Mantén o seu compromiso de descarbonización para o ano 2040 e segue apostando polas enerxías renovables", aseguró Ignacio Sainz, que ejerció de portavoz de la compañía, y agradeció "a profesionalidade" del cuadro propio de personal y de los empleados de las contratistas, con especial atención a "todos aqueles que tiveron que retornar".

El grueso de los desplazados ya ha llegado a la instalación pontesa, una plantilla que para mantener operativa la central estará conformada por unas "63 personas", además del personal que depende de las auxiliares, que se sitúa en torno al centenar.

Unas cifras que nada tienen que ver con las de los aproximadamente 600 que operaban en los tiempos en los que estaban funcionando de manera continua los cuatro grupos, ni tampoco a las que había en abril de 2019 cuando se inició la crisis industrial, con unas 150 personas de la compañía principal y unos 200 en las subcontratas.

Los que todavía se mantienen tienen garantizado el empleo hasta el 30 de junio de 2023, una prórroga que llegó junto al anuncio del Miteco de dejar en stand by dos de los grupos.

Durante este tiempo, en el que se espera que la actividad sea continua al menos hasta el primer trimestre de 2023 -fecha en la que Endesa esperaría recibir la autorización de cierre definitivo de toda la planta-, los trabajadores se encargarán de tener todo a punto quemar unas "4.000 toneladas diarias" de carbón, un mineral de origen indonesio que llegó en barco a Ferrol y comenzó a ser trasladado a As Pontes en camiones el 17 de octubre.

"Movéronse unhas 70.000 toneladas das 160.000 que chegaron", explica Manuel Bouza, 'Cholo', el presidente del colectivo de transportistas, que avanza que en estos días atracará otro barco con otras tantas toneladas, lo que supone más carga de trabajo para un sector que también vio mermado sus números a la mitad.

Y aunque no hay confirmación oficial, algunas voces apuntan a que a finales de este mes podrían llegar entre 80.000 y 90.000 toneladas más, a las que se sumarían otras 165.000 en diciembre.

Precisamente, la llegada a cuentagotas del carbón a Caneliñas hace que el personal que opera en la terminal de Endesa "no vaya a estar de manera permanente", una decisión criticada por el comité, que defiende que "ante un volumen de trabajo constante" se debería mantener a la gente "igual que ocurre en la central"

Los que están en la térmica podrían incluso participar, sin una fecha concreta, en las labores de desmantelamiento de los dos grupos para los que Endesa ya tiene la autorización de cierre. "Hay temas burocráticos que no se han completado, una vez que estén, entendemos que se podrán empezar a hacer tareas que no interfieran en el funcionamiento de los otros dos grupos», pronostican desde el comité, que entienden que es una buena manera de "asegurar la carga de trabajo".

REACCIÓN. El regidor, Valentín González Formoso, calificó de "esperada" la reactivación de la térmica e insistió en la importancia de mantener "una parte de la instalación" operativa. "No se puede prescindir de ella cuando no está garantizado el suministro y menos tal y como está ahora mismo el mercado energético", expresó.

"Debería esperarse hasta que se esclareciera el escenario y hubiera garantía de suministro con las plantas de hidrógeno", dijo, recalcando que sería "un acicate" que a lo largo de este año "se pudiesen empezar a sustanciar los otros proyectos", despejando así las incógnitas sobre el futuro industrial de As Pontes y de la comarca.

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