El templo de Eolo, ¿paraíso económico?

El Instituto Galego de Estatística sitúa a Muras como el municipio con el producto interior bruto más alto de Galicia. El impacto económico de los 20 parques eólicos que inundan el concello chairego repercute en los vecinos a través de ayudas para el pago de la luz y en la mejora de servicios, pero no en las rentas ni en empleos directos
Eólico en el mirador de Campelas de Auga, en Muras. C. ARIAS (AEP)
photo_camera Eólico en el mirador de Campelas de Auga, en Muras. C. ARIAS (AEP)

Muras lidera la clasificación de concellos gallegos con el producto interior bruto (PIB) más alto de 2020. Son las últimas cifras ofrecidas por el Instituto Galego de Estatística (Ige). El municipio chairego lleva años en el top ten y ya había logrado el primer puesto en 2014. El impacto económico de los 20 parques eólicos con 381 aerogeneradores que inundan este pequeño ayuntamiento de apenas 600 habitantes –hay un molino por cada dos vecinos– y que suman unos 300 megavatios de potencia –lo que equivale al consumo mensual de unos 1.100 hogares de tipo medio en España, según cifras de Red Eléctrica Española– son la clave para entender su posición en el ránking.

Muras generó una riqueza per cápita de 88.338 euros por habitante en 2020, el resultado de repartir los 60,8 millones a los que ascendió el producto interior bruto municipal. Pero, ¿estas cifras tienen una repercusión real en los vecinos? ¿Hay rentas más altas que en otros ayuntamientos? ¿Es Muras un paraíso económico?

La realidad es que analizando detenidamente los datos, tal y como han hecho los investigadores del Observatorio Eólico de Galicia, las cifras globales no se traducen en rentas mayores, ni tampoco la fuerza del viento consigue generar más empleos directos en el concello.

Según el estudio desarrollado por esta entidad independiente y auspiciada por la Universidad de Vigo, las empresas eléctricas que cuentan con molinos gigantes instalados en Muras –la fiebre eólica llegó a la Serra do Xistral en 1995 con los primeros aerogeneradores, que fueron creciendo casi al mismo ritmo que menguaba y envejecía su población– obtienen cada año entre 70 y 90 millones.

De estas cifras estratosféricas solo unos 900.000 euros –el 50% de un presupuesto municipal de 1,8 millones– revierten directamente en los vecinos a través de tasas como el Impuesto de Bienes Inmuebles (Ibi) o el Impuesto de Actividades Económicas (Iae). "Isto supón un 1% escasísimo", confirma el regidor nacionalista Manuel Requeijo, quien ostenta el bastón de mando de este ayuntamiento chairego desde 2015.

Precisamente, una de las medidas estrella de su gobierno fue poner en marcha, un año después de su llegada al poder, unas ayudas que permiten cubrir parte de la factura de la luz que consumen sus vecinos. Era, según Requeijo, una cuestión de "xustiza social", dado el impacto que los eólicos llevan décadas dejando sobre el terreno.

El Ayuntamiento subvenciona con ayuda del fondo de compensación ambiental, también conocido como canon eólico –Muras percibe en torno al 8% de lo que la Xunta distribuye por toda Galicia, una cifra que para el alcalde "é moi baixa"– el recibo doméstico con entre 300 y 600 euros.

"O 90% dos veciños solicitan estas axudas", confirma Requeijo, quien explica que en la última convocatoria pensaron en ampliarlas, pero la realidad es que "o groso dos solicitantes sitúa o seu gasto entre os 400 e os 550 euros", por lo que destinar más a una iniciativa que ya funciona, no tendría sentido.

Lo que sí crearon con la llegada de la pandemia fue una segunda línea dirigida a las pymes con sede fiscal en el municipio –las firmas más importantes que se asientan y dan trabajo en suelo industrial murés son Ferroplast, dedicada a crear tuberías y accesorios en PVC; Tepsa, que diseña y fabrica bateas de plástico para la cría de mejillón, y Transgramur, que ofrece servicios de logística y transporte–, que pueden llegar a percibir hasta 1.500 euros.

Varias universidades de Galicia –como la de Santiago o la de Vigo– y de fuera de ella –como la Rey Juan Carlos o la Universitat de Valencia– se han interesado por conocer el funcionamiento de esta convocatoria pionera, que ha logrado situar en el mapa a este municipio lucense de 164 kilómetros cuadrados, en el que con el poder de Eolo también se han ido mejorando poco a poco otros servicios básicos.

En 2022, la Administración local logró concluir con los trabajos para dotar de traídas municipales a las ocho parroquias, proyectos que también se desarrollaron con fondos del canon eólico.

Y es que desde el gobierno que capitanea Manuel Requeijo entienden que el aprovechamiento de los recursos debe estar al servicio del pueblo, una filosofía que también defienden en el caso de otro gran proyecto que planea sobre el municipio, y que en los últimos días ha dado importantes pasos adelante con la autorización de explotación por parte de la Xunta de Galicia.

Mina de feldespato

Se trata de una mina de feldespato ubicada en la parroquia de Silán, un yacimiento –el mayor de España y el segundo de Europa– que tendría unos doce millones de toneladas de reservas valoradas en unos 660 millones de euros.

Estas son al menos las cifras que baraja la empresa Urban, que subió un 7% su cotización en bolsa coincidiendo con el anuncio de la autorización favorable de la Xunta.

Sin embargo, los ojos con los que miran este proyecto los inversores no son los mismos con los que lo analizan los cerca de 60 vecinos que viven en Silán, y que se muestran "expectantes" por ver cómo avanza una explotación que no les acaba de encajar.

"Cremos que pode xerar dinamismo económico, pero tamén o deberían xerar os parques eólicos e a realidade é que todo se controla dende Santiago, A Coruña ou Madrid", afirma el regidor, que da paso a las opiniones de algunos vecinos de la zona.

Luis, por ejemplo, que tiene una explotación ganadera, cree que el impacto puede ser negativo en su propia actividad económica. "Temos os animais no monte en extensivo e isto vailles quitar tranquilidade e espazo", afirma, ahondando en que además los vecinos tendrán que soportar el ir y venir de camiones o los ruidos que procedan de la mina. "E que non se poñan a dinamitar e provoquen danos nas casas. Hai algunha que está a menos dun quilómetro", añade este vecino de Silán.

Mirta, que vive también en esta parroquia muresa, pone en duda además las cifras que anuncia la compañía sobre las posibles reservas, mientras que critica los "baixos prezos" que la firma pretende pagar por los terrenos.

Una problemática que traslada en un viaje mental a los mureses a mediados de los 90, cuando los eólicos empezaron a poblar a un ritmo frenético los campos y montes de un municipio que tiene la renta per cápita más elevada de Galicia, pero que sigue viviendo del trabajo y el esfuerzo diario de los pocos vecinos que resisten.

Un homenaje merecido

El Concello de Muras emitió el pasado 31 de diciembre un vídeo para despedir el año y dar la bienvenida a 2023, una propuesta audiovisual de Xaora Fotógrafos que sirvió de homenaje a los mayores del municipio.

"Saen todas as casas nas que hai xente maior de máis de 75 anos", explica el alcalde, Manuel Requeijo, que se encargó de poner voz a las imágenes en la que defiende que la mayor riqueza de Muras son "as súas xentes".

Esta es una más de las iniciativas desarrolladas por el gobierno local para crear un archivo documental. "Cando chegamos ao Concello estaba baleiro", critica Requeijo.

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