La superación del principito

La vilalbesa Viviana Fernández-Pico publicó 'Te dibujaré una armadura'. A diferencia de las dos obras anteriores, que eran novelas de ficción, en esta relata la experiencia con su hijo, un niño neuroatípico con trastorno del espectro autista

Viviana Fernández-Pico, con un ejemplar de su nueva obra. EP
photo_camera Viviana Fernández-Pico, con un ejemplar de su nueva obra. EP

La experiencia es un grado y nadie lo sabe mejor que Viviana Fernández-Pico. Su experiencia como madre de Otto, un niño neuroatípico con trastorno del espectro autista (Tea), "la enfermedad que creen que tiene por eliminación", llevó a esta vilalbesa a dar forma a la obra ‘Te dibujaré una armadura’, que se publicó este miércoles. 

Este es el tercer libro que publica Viviana Fernández-Pico, "completamente diferente a los dos anteriores", Taradas (2010) y La voluptuosidad de la tristeza (2012). En este ocasión, la naturaleza autobiográfica y poética del relato hizo "mucho más difícil" su redacción a pesar de lo sencillo que se antojaba, "ya que en la ficción podía poner y sacar personajes a mi antojo, pero aquí me tenía que ceñir estrictamente a la realidad, estaba muy limitada", explica.

Aún así, el esfuerzo dio su fruto tras cinco meses de rutina diaria. "Al ser madre y tener mi propia empresa —es cofundadora de la firma vilalbesa de calzado LolitaBlu— tenía que imponerme unos horarios. Al final, le dedicaba dos horas al día", cuenta.

Otto, de diez años, no tuvo diagnóstico hasta el año pasado, cuando determinaron "por eliminación" que era Tea

Al mismo tiempo, recuerda que aunque se trate de un relato básicamente optimista "algunas páginas fueron escritas llorando" y que muchas partes "fueron duras". La enfermedad de Otto se convirtió durante tiempo en un tema tabú en las conversaciones con amigos, al no haber un diagnóstico ni un pronóstico establecido hasta el año pasado. "Íbamos de médico en médico y lo que estaba claro era que Otto tenía un desarrollo diferente". Mientras, ella se empapaba de todo lo necesario para comprenderlo, tanto, que explica que lo aprendió todo "gracias a Otto".

A través de las líneas cuidadas de la obra, el lector descubre la verdadera experiencia de convivir con el Tea, al que no acompaña un rasgo físico concreto, por lo que tal y como explica Viviana, "la gente es menos tolerante". Es decir, "a mi hijo lo ves y no le notas nada en apariencia, por eso cuando se porta mal, o coge las patatas de la mesa de al lado, o chilla, o tiene un berrinche, la gente se enfada. Si se notara, quizás entenderían su comportamiento de otra manera".

"Esta obra es mi manera de salir del armario, de enseñar lo que hay", declara la autora, que busca que la sociedad aprenda a "tolerar y a abrir los ojos a otras realidades que también están ahí"

A pesar de ello, la empresaria y escritora vilalbesa —oficio al que aspira "en un futuro"— no duda en enumerar una larga lista de cosas buenas en la que destaca "la música". Con ella, madre e hijo "nos sincronizamos, estamos en la misma orilla. En otros momentos yo no sé lo que él está pensado". A Otto si no le gusta algo no le dedica atención. Sin embargo, le apasiona este arte, "se aprende muy rápido las letras de las canciones y, cuando vamos en el coche, tiene que esperar a que se acabe la canción que está sonando", así que es ahí cuando Viviana aprovecha y se reencuentra con su hijo, en la misma onda y al mismo tiempo.

A la creadora, que dibuja una armadura para su hijo, le gustaría transmitir a otros padres de niños con Tea lo verdaderamente importante: darles todo el cariño y seguridad para que se sientan felices, "que los quieran mucho, que es algo que cualquier padre puede hacer", apunta la vilalbesa.

Esta obra "es mi manera de salir del armario, de enseñar lo que hay", con la que aspira a que la sociedad aprenda a "tolerar y a abrir los ojos a otras realidades que también están ahí".

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