Aurora Alvariño, la Superabuela de Corvelle

Natural de la parroquia cospeitesa de Goá y vecina de Vilalba, celebró ayer con su familia sus cien años de vida. Con una vitalidad impropia para esa edad y una salud casi de hierro, sigue haciendo las tareas del hogar y alimentando a sus animales
Aurora Alvariño, en la celebración de su centenario. M.MANCEBO
photo_camera Aurora Alvariño, en la celebración de su centenario. M.MANCEBO

Es casi una misión imposible cumplir los 100 años. Así que hacerlo con una vitalidad impropia para su edad y una salud de hierro solo está al alcalce de una Superabuela. Aurora Alvariño Anido se convirtió ayer en la de Corvelle, la parroquia vilalbesa donde reside esta nueva centenaria chairega.

Aunque nació en Cospeito, fue en Vilalba donde hizo su vida junto a su marido Leopoldo Díaz Pérez, del que enviudó hace once años y con el que tuvo siete hijos —Isabel, Jorge, María, Sagrario, Carlos, Manolo y José María, este último fallecido en un accidente de tráfico—. 

"Era casar ou quedar solteira", cuenta entre risas esta mujer, que también puede presumir de tener una memoria prodigiosa, mientras echa cuentas y recuerda que pasó por el altar "con 29 anos", una edad avanzada para la época. 

Aurora Alvariño, soplando las velas. EPFue entonces cuando dejó atrás su Goá natal —vivió en la "Casa do Marqués de Cospeito" desde los doce años— para iniciar un viaje "no que non fomos pobres de todo", reconoce, y en el que tuvieron que hacer frente "a moitos traballos".

Aurora se encargó de atender a los hijos —fueron todos seguidos, entre el mayor y el pequeño se llevan solo once años—, además de realizar las tareas domésticas y de ayudar con la huerta y los animales, un labor que continúa haciendo ahora con 100 años.

"Levántome sobre as nove e traballo toda a mañá. Aínda teño galiñas, gatos e un can. Vivo cun fillo e preparo a comida para el e para min, non teño ningunha rapaza que veña axudarme, de momento fago todo eu soa", asegura la centenaria, que dedica las tardes a descansar frente al televisor, que es una de sus principales aficiones.

Sus familiares confirman que apenas tiene achaques de salud, puesto que solo toma dos o tres pastillas por la mañana, y aseguran que a veces «aínda vai sachar a terra», lo que demuestra que es claramente una Superabuela.

Aurora se casó con 29 años, tuvo siete hijos, seis nietos y otros tantos bisnietos, de los que disfruta siempre que tiene ocasión

Buena cuenta de ello dan sus seis nietos —Pilar, Javier, Carlos, Dana, Débora y Desiré— y sus otros tantos bisnietos —Lucía, David, Carlos, Nicolás, Carlos y Triana—, con los que disfruta siempre que tiene que ocasión.

Y es que algunos de sus familiares residen fuera, ya que tiene hijos repartidos por Barcelona, A Coruña o Abadín, pero ayer hicieron todo lo posible para poder acercarse al restaurante Montero, donde le prepararon una comida de cumpleaños el día que tenía que soplar las velas. 

Y lo hizo, con fuerza, rodeada «da mellor familia que se pode ter», dijo. «Pode haber outra igual, pero non mellor», añadió Aurora, que seguirá cumpliendo años «ata que Deus queira».

«Xa me parece un milagre vivir como vivo, porque aínda que non o pareza a froita xa está madura», afirma con retranca la centenaria, que recuerda que ya hay otros antecedentes de longevidad en su familia. «Dúas irmás da miña nai pasaron tamén dos 100», asegura, iniciando ya la cuenta atrás para celebrar los 101. 

Aurora Alvariño, con sus hijos. EP

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