"Subí al tejado a defender mi casa, la restauré hace poco y es mi vida"

Las llamas quedaron a escasos 40 metros de la vivienda que Roberto Peón tiene en A Cuíña, el barrio pontés sitiado por el fuego
El fuego rodeó la finca de Roberto Peón. M. MANCEBO
photo_camera El fuego rodeó la finca de Roberto Peón. M. MANCEBO

"Estábamos a punto de salir con el coche para disfrutar de unos días de vacaciones cuando vimos el humo, decidimos quedarnos y en una hora teníamos el fuego a 40 metros de la casa". Así comienza el escalofriante relato de Roberto Peón, vecino de A Cuíña, el barrio pontés que se vio cercado por las llamas de un incendio que se inició a última hora de la tarde del martes cerca del pantano de A Ribeira.

Fue el primero de los tres focos que afectaron casi de manera simultánea al municipio, y en los que se quemaron alrededor de 165 hectáreas, según las últimas estimaciones de la Xunta de Galicia, quien desplazó hasta la zona a numerosos medios para tratar de contener unas llamas que alcanzaron "los diez metros de altura" y que rodearon prácticamente todo el casco urbano de As Pontes, dejando unas imágenes completamente desoladoras.

En el caso de A Cuíña, donde la Consellería de Medio Rural decidió activar la situación 2 de alerta por la proximidad de las casas -fue desactivada ya por la mañana-, las llamas fueron destruyendo con gran velocidad y virulencia todo lo que se encontraron a su paso, alimentadas por las fuertes rachas de viento, que provocaron enormes columnas de humo que llegaron a percibirse hasta en municipios próximos como Vilalba o Xermade o en localidades más distantes como Pontedeume o A Coruña.

Durante las primeras horas, se vivieron momentos de mucha tensión e incertidumbre. "Me subí al tejado a defender mi casa, acabo de restaurarla -comenzó con los trabajos en 2013- y es mi vida entera", aseguraba Peón, recordando que desoyó los consejos de amigos, vecinos, bomberos y del propio regidor pontés y, agarrado con fuerza a una manguera y protegido solo con una mascarilla, permaneció en lo alto de la que un día fue la casa de su abuela hasta que el peligro se esfumó.

Un tramo de la Bidegorri. EP
Un tramo de la Bidegorri. EP

"Pasamos mucho miedo, lo que más me sobrecogió fue el sonido de las llamas, ese chisporroteo", recordaba por su parte su mujer, María Vivero, quien tomó la determinación de llevar a los niños y a los animales lejos de la casa y del peligro.

En cambio, Peón y ella continuaron en la vivienda durante toda la noche, donde estuvieron arropados por familiares, amigos y vecinos, que junto a los servicios de emergencia colaboraron sin descanso en las labores para tratar de contener el fuego, que ya había arrasado esta misma zona "hace 27 años". Peón recordaba que fue precisamente su padre el que hizo un cortafuegos tras ese incidente, una faja en el terreno que este miércoles volvió a ser clave.

La determinación de quedarse en A Cuíña fue secundada por casi todos los vecinos -las autoridades los animaron a desalojar, pero rechazaron esa posibilidad-, que prefirieron permanecer cerca de sus casas pese al intenso humo y a la dificultad para respirar y mantener incluso los ojos abiertos.

"Aquí está nuestra vida, nuestros recuerdos. Para los que somos de A Cuíña, nuestro barrio es muy especial. Y esto fue terrible", señalaba por su parte Sandra Permuy, otra de las vecinas que se crió en este pequeño núcleo, y que reconocía que durante los momentos más críticos fue incapaz de contener las lágrimas.

Y es que la indignación y la tristeza se instauraron entre los vecinos de esta zona -también estuvo en peligro otra casa en O Narón- y en general entre todos los ponteses, ya que los primeros indicios apuntan a que este incendio, junto con los registrados en Gondré y A Vilabella con una diferencia de apenas una hora y media, pudo ser intencionado. El de A Vilabella ha sido dado por extinguido este jueves por la tarde tras arrasar 59,82 hectáreas, nueve de ellas de arbolado. 

En este sentido el regidor, Valentín González Formoso, quien alabó la labor de los vecinos y servicios de emergencia y criticó duramente a los pirómanos, confirmó que agentes de la Guardia Civil iniciaron ya las labores de investigación para dar con el paradero de los posibles causantes de los incendios, que dejaron importantes daños en el entorno del lago, donde se ubicó el puesto de mando y coordinación.

BIDEGORRI. También se vio afectada parte de la Bidegorri, una ruta creada por aficionados a la bicicleta de montaña y que es la única de Galicia con 42 kilómetros de cero asfalto. En algunos puntos los caminos "serviron de cortalumes", dijo José Antonio Núñez, uno de los miembros que promovió esta ruta, quien indicó que de no existir "o lume podería ter chegado ata a Senda da Memoria".