Rozas, a la conquista del talento

El acuerdo de Indra con la Xunta en la Civil UAV's Initiative ha desembocado en la creación de un centro de trabajo, instalado temporalmente en el Inta, que se ha convertido en una oportunidad única de volver a sus raíces para lucenses a los que su trabajo llevó lejos y para atraer perfiles especializados a un rincón de Castro de Rei

De izquierda a derecha, Manuel, Ana, Pablo, Antonio, José Manuel y Adrián, en Rozas. EP
photo_camera De izquierda a derecha, Manuel, Ana, Pablo, Antonio, José Manuel y Adrián, en Rozas. EP

Ni en sus mejores sueños podrían imaginar aquellos que en 1960 fundaban el Real Aero Club de Lugo para evitar el desmantelamiento del aeródromo de Rozas -lo creó el ejército alemán en la Segunda Guerra Mundial al considerar estratégica la zona y luego se le dio uso civil, con Iberia y Aviaco, hasta 1953- que más de medio siglo después este pequeño rincón de Castro de Rei volvería a mirar al cielo con expectación, convertido en un imán para el talento.

La Civil UAVs Initiative, ese polo tecnológico con el que la Xunta, junto a sus socios Babcock e Indra, quiere situar a Galicia como referente europeo del vuelo sin piloto, tiene su principal recurso precisamente en el factor humano. Un ejemplo de ello es Indra, que dispone desde principios de 2017 de un equipo fijo en Rozas -temporalmente en el Ciar del Inta, hasta que construya su hangar- formado en la actualidad por siete personas. A ellas se suman tres más de Gaerum, la firma subcontratada que se centra en el desarrollo de su proyecto más ambicioso, un avión que podría volar con o sin piloto, el Targus.

Indra puso en marcha en el polo su oficina a principios de 2017 y hoy emplea a siete personas, a las que se suman tres más de Gaerum

Una decena de personas unidas en Rozas por tiempo indeterminado, porque todos los implicados lo tienen claro: el futuro de los drones y sus aplicaciones está lleno de posibilidades. Solo hay que estar ahí para aprovecharlas. Incluso para inventarlas.

Al frente de este equipo con la vista puesta en el monitor y la cabeza en las nubes se encuentra Antonio Monteagudo, director técnico de todo el proyecto compartido por la Xunta e Indra. Este leonés, ingeniero aeronáutico de formación, dirigía una empresa de UAV"s en Madrid, Unmanned Solutions, antes de que Indra lo contratase "para venir y hacerme cargo de la dirección técnica". Y lo hizo. Se asentó en Lugo con su mujer "para quedarnos".

"Para muchos de nosotros esta era una oportunidad de salir de Madrid y venir a Galicia, lo que hemos aprovechado encantados", ratifica Monteagudo, que llegó a Rozas junto a Ruth Escarda, ingeniera de telecomunicaciones que trabajaba en la sede de Indra en Torrejón y no dudó a la hora de aprovechar la oportunidad que se le brindaba de volver a "casa" y ser parte de una iniciativa pionera.

"Vinimos por acercarnos a Galicia y contratar gente de aquí o que quiera venirse a vivir aquí", asegura Monteagudo en una búsqueda de talento que quiere sumar tanto a estudiantes que busquen una oportunidad como becarios -Gaerum acaba de incorporar a uno- como a profesionales a los que les atraiga convertir el futuro en presente.

Y así, su equipo ha ido creciendo con la ingeniera química lucense Ana Iglesias, que ya lleva un año en Rozas, o con la administrativa Ana Gimeno, una pontevedresa nacida en Silleda a la que sus estudios de Magisterio y Humanidades le descubrieron la ciudad amurallada. «Aposté por Lugo porque me gusta mucho, busqué trabajo aquí y después surgió esta oportunidad». Desde marzo de 2017 se encarga "de dar soporte a toda la gente que está aquí en viajes, documentos... todo lo que tenga que ver con la administración", un cometido que define como un "reto súper interesante, una experiencia realmente positiva", que además comparte con "compañeros excepcionales".

El centro de trabajo de la multinacional en Castro de Rei se dedica al diseño de un avión opcionalmente tripulado, el Targus

Entre ellos figura José Manuel Rodríguez, informático nacido en Castro de Rei, un experto en ingeniería de software que llevaba desde el año 2000 vinculado a Indra en A Coruña. Para él, el proyecto de Rozas "ha sido una oportunidad para volver casa y trabajar en un área que me gusta".

Desde febrero, José Manuel está integrado en un entorno "tranquilo y cómodo para trabajar". "Tenemos las ventajas de una gran empresa pero también las de la pequeña, con una oficina familiar", completa su compañero Adrián Gallego, otro lucense que se alejó de sus raíces para formarse como ingeniero aeronáutico en Madrid e Inglaterra hasta conseguir su primera oportunidad laboral justo en su tierra natal, algo que "era lo último que se me pasaba por la cabeza".

No lo tuvo que pensar, porque "hay pocos proyectos tan innovadores en España" y porque "Indra es una multinacional que abre puertas". En su haber tiene el certificado para volar drones, un recurso útil para su labor en el desarrollo del Targus, cometido en el que trabaja mano a mano con el personal de Gaerum.

Esta empresa y Rozas son también el primer destino profesional de albaceteño Pablo Lozoya, un ingeniero aeroespacial cuyo proyecto de final de carrera parecía ser premonitorio. Analizó la estabilidad de un UAV (siglas en inglés de vehículo aéreo no tripulado). "Al conocer el proyecto me atrajo poder trabajar en el campo aeronáutico y con UAVs, y el Targus es lo que más me llamó la atención".

"Estoy aprendiendo mucho", asegura sobre su trabajo, destacando «la calidad humana» de sus compañeros, lo que crea "un entorno laboral inmejorable". También se muestra gratamente sorprendido por el "buen nivel de vida" que ha descubierto en Lugo, aunque "el clima" le juegue malas pasadas.

Esa "climatología dura" es también el único pero que pone su compañero de mesa y equipo Manuel Blasco, un ingeniero aeronáutico natural de Cartagena al que mudarse con su familia a Lugo le ha hecho cambiar incluso el concepto que tenía del norte. "La adaptación ha sido muy buena, aquí estoy muy a gusto, tengo muy buenos compañeros y, laboralmente, el proyecto del Targus es súper bonito y complementa la formación que yo tenía".

Ambos se incorporaron en enero a esa red de trabajo especializado que ha auspiciado el polo tecnológico de Rozas, una lista de contratación que sigue abierta. ¿Algún interesado?

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