Recogen firmas para cambiar de lugar un cruceiro de Momán

Los vecinos piden que se traslade al campo de la feria, junto a la capilla de San Antón

Cruceiro de San Antón, en Momán. C. PÉREZ
photo_camera Cruceiro de San Antón, en Momán. C. PÉREZ

Una vecina de Momán, Anabel Díaz, y el párroco Luis Rodríguez Patiño, coordinan una recogida de firmas para solicitarle a la Dirección Xeral de Patrimonio el cambio de ubicación del Cruceiro de San Antón de Momán, trasladándolo desde la finca privada en la que ahora se localiza hasta el antiguo campo de la feria, junto a la capilla homónima.

El Concello de Xermade, la Sociedade Cultural e Recreativa de Momán o la asociación de mujeres rurales Saudade respaldan esta petición, en la que se incide también en el "deterioro" de este elemento o en los problemas que presenta su actual emplazamento. Está en una parcela cerrada, al pie de un viejo transformador de luz y junto a un poste del tendido eléctrico.

"Gustaríanos que se recuperase a tradición de darlle a volta ao cruceiro na procesión", explica Anabel Díaz, transmitiendo una idea compartida por los vecinos. Muchos recuerdan esta antigua costumbre, por lo que estiman que la ubicación idónea sería en la plaza, junto al templo al que está vinculado, y esperan que tanto Patrimonio como el Obispado mindoniense validen la petición.

La principal particularidad del Cruceiro de San Antón, cuya fecha de construcción se desconoce, aunque por su tipología podría ser de XIX –la Lei de Patrimonio Cultural de Galicia reconoce como BIC todos los cruceiros anteriores a 1901–, es que se trata del único del Concello de Xermade y uno de los pocos de la comarca que conserva el "pousadoiro", una estructura en su plataforma que antiguametente se usaba para depositar el féretro, haciendo un alto para rezar en las comitivas fúnebres.

Así explica Fernando Arribas, del Grupo Carboeira –la última ruta de cruceiros chairegos recorrió Xermade e incluía una parada en este elemento–, que inventaria este cruceiro en el libro Cruceiros, cruces e cristos de Xermade (1994), donde también se detallan las características del mismo.

En la publicación también se recoge el testimonio de un vecino, Eladio González, que tenía por aquel entonces 74 años, que recuerda que las procesiones se hacían con las vacas. Atribuye su autoría a su abuelo, Jesús Loureiro, ya que este era canteiro de profesión.

Anabel Díaz precisa además que al documentarse sobre el cruceiro, le comentaron que el autor del mismo se lo habría cedido a los vecinos.

Comentarios