Un oso destroza 14 colmenas en Ribeira de Piquín

El animal, al que un vecino vio por la carretera, atacó varias veces el apiario

Un vecino de Ribeira de Piquín denuncia que un oso pardo le destrozó 14 colmenas que tenía en el monte de Mestre, en la parroquia de San Xurxo de Piquín. Pese a que él no lo vio, relata que otros vecinos lo alertaron de que andaba merodeando por la zona y que uno se lo encontró cuando conducía por la carretera que va a A Pontenova. "Dixo que era moi grande, era a primeira vez que vía un, e que ía diante do seu coche e andaba ben rápido", dice.

El primer ataque en sus colmenas se produjo hace justo ocho días, con una incursión que acabó con tres destrozadas. Pero no fue el único y finalmente de las 14 que tenía apenas quedó una en pie. Casi todas las abejas murieron -había tres vacías-y los restos de las cuadros y los panales quedaron e destrozados por el suelo.

"Estaba xa a metade do dano feito cando nos demos conta, pero volveu dúas ou tres veces e acabou con todo", indica este apicultor, que asegura que ya sufrió la visita de un oso en su colmenar hace unos dos años. "Daquela estropeoume catro colmeas e polo que oín ía en ruta e fixo máis danos noutras zonas, pero desta vez non sei de ninguén máis", dice, mientras explica que tras los destrozos altertó a la Guardia Civil, que le instó a avisar al Seprona y a ponerse en contacto con Medio Ambiente, que envió este lunes a dos agentes.

"Da dor de cabeza ver como deixou todo, non queda nada"

"Non lles sorprendeu moito, deben saber por onde andan os osos, pero como non tiña as colmeas dadas de alta non me dan nada", se lamenta, al tiempo que señala que no cobrará ninguna indemnización económica ni recibirá ninguna ayuda. "Non me dan nin o pastor, que din que noutras zonas está funcionando", indicó.

El modelo de colmena que utilizaba era tipo Layens, que consta de una caja de entre 12 y 14 cuadros, hecha con madera de castaño. Los agentes le indicaron que el precio estimado que percibiría por cada una si estuviesen dadas de alta serían más de 100 euros.

El hombre lamenta las pérdidas económicas que este ataque le causa, pero también el daño sentimental que supone. "Crecín entre as abellas, con 14 anos metinme neste mundo para pasar o tempo e así sigo", apunta. "Da dor de cabeza ver como deixou todo, non queda nada e eran unhas colmeas que coidaba dende que era un neno. Alí non as vou volver poñer", se lamenta.

Comentarios