Las obras de la Rúa San Roque, una de las más antiguas de la capital chairega, afrontan la recta final. Desde el Concello, que destinó 200.000 euros del Fondo de Compensación Ambiental a una actuación "de necesidad imperiosa", tal y como destaca el regidor, Agustín Baamonde, prevén que la calle luzca renovada a finales de esta semana.
"Estaba algo olvidada. La última vez que se le tocó debió ser hace 50 años y había problemas porque el colector de aguas fecales era anticuado, de dimensiones reducidas y estaba hecho un cromo", explica Baamonde, que indica que sustituir la red, de pluviales y residuales, no fue fácil. "Va por debajo de todo y hay que levantar todos los servicios, era una selva de tuberías cruzadas, la calle es muy estrecha y tenían que trabajar con la dos direcciones abiertas", apunta.
Con las obras, que arrancaron en agosto, se hizo el cambio del colector, que ahora es de medio metro de ancho para tener mayor volumen de eliminación, y se conectó con el que baja de la Rúa Calvario en la Rúa Galicia. "Ahí hubo que romper carretera", explica el regidor. Debido a eso, durante los últimos días se instaló un semáforo para regular el tráfico.
La actuación, además, se aprovechó para una mejora estética con la renovación del pavimento. Hacia Conde Pallares -allí se aprovechó para ensanchar la acera- se colocó piedra para "darle un tratamiento especial" y hacia la Rúa de Galicia, donde hay una plaza que se usa de aparcamiento, se echará hormigón.
