"Non falo con ela dese tema"

El abuelo de Desirée, que todos los días acude al Hula a ver a su hija, prefiere no comentar lo sucedido en Muimenta. "A miña filla está ben e consciente", asegura Luis Sandamil

Colegio al que acudía Desirée, de Muimenta. A.C.
photo_camera Colegio al que acudía Desirée, de Muimenta. A.C.

Luis Sandamil acude todos los días a la unidad de Psiquiatría del Hula a visitar a su hija, Ana, que permanece hospitalizada desde hace 12 días, cuando apareció muerta en el dormitorio de su casa en Muimenta su hija de 7 años de edad, Desirée.

"Non falo con ela dese tema", afirmaba este martes Luis Sandamil, que atendía la llamada telefónica desde una habitación del hospital de la capital lucense. No aclaró si ese asunto está restringido por prescripción facultativa, porque puede ser contraproducente al tratamiento que está recibiendo por el episodio de depresión en el que está inmerso, o por decisión personal.

El abuelo de la menor fallecida el pasado día 3 explicaba, lacónicamente, que su hija se encuentra "ben" y "consciente", pero preguntado por si recibirá el alta en breve respondía que "de momento, non".

Además de la de su progenitor, Ana Sandamil está recibiendo a lo largo de estos días en el hospital las visitas de otros allegados, como sucedía este martes.

Mientras, el caso sigue bajo secreto de sumario. El Instituto de Medicina Legal de Galicia (Imelga) aún está pendiente en Lugo de recibir los resultados de las pruebas complementarias a la autopsia para poder avanzar en la investigación sobre la causa de la muerte de la niña.

Los forenses están a la espera de los resultados de los análisis toxicológicos, que podrían determinar si la menor ingirió alguna sustancia, en qué cantidad o con qué frecuencia lo hizo.

Además, como sucede en otros procedimientos, las pruebas complementarias incluyen también las estopatológicas, que analizan los tejidos al microscopio, y las criminalísticas, de las que se encargan en parte las fuerzas de seguridad y en parte los forenses, que se centran, por ejemplo, en señales en el cuerpo de las personas fallecidas.

EN DUELO PERMANENTE. Muimenta vive con un nudo en la garganta. Sus apesadumbrados vecinos respetan desde hace 12 días un duelo inacabado. Están en un permanente compás de espera, pendientes de que se aclare la muerte de la pequeña Desirée.

Madre e hija vivían en la casa de la abuela. Eran inseparables. Una amiga de esta última acudía este martes, a primera hora de la tarde, a airear la vivienda. El termómetro rondaba los 30 grados. Como sus vecinos optó por guardar silencio cuando era preguntada sobre lo sucedido.

En esta villa, que con cerca de un millar de habitantes es la más poblada, junto con Feira do Monte, del municipio de Cospeito, no han vuelto a ver a la abuela de Desirée, que está rota por el dolor, desde el día siguiente de la tragedia, cuando se acrecentó la presión mediática. Al parecer, está bajo el cuidado de alguna de sus íntimas amigas. Un vecino la definía este martes como "boa xente" y "traballadora".

Este tipo de casos suele golpear a otras localidades. Eso era lo que se les pasaba por la cabeza a los vecinos de Muimenta, que se resisten a que esta villa corra el riesgo de ser conocida por la crónica negra, si se confirman los peores augurios, y no por los años dorados de su movida nocturna, que atraía los fines de semana a miles de jóvenes; su Festa da Filloa, declarada de Interese Turístico de Galicia, o la Moexmu. El activo asociacionismo, del que la abuela de Desirée es un exponente, está detrás de tantos eventos.

Las miradas también están orientadas hacia el colegio, debido a la preocupación sobre cómo lo están viviendo los menores. Desirée, que cursaba segundo de primaria, compartía estudios y juegos con medio centenar de alumnos, de 3 a 12 años de edad. Cuando les sorprendió la tragedia, los escolares aún comentaban la visita que realizaron a finales de abril al aeropuerto de Santiago, a la que no pudo asistir esta niña porque se encontró indispuesta.

SOSPECHOSAS LLAMADAS. Ese cauteloso silencio se ha tornado también en receloso porque en los últimos días en varios domicilios particulares se han recibido llamadas telefónicas de una mujer, que decía pertenecer a una asociación de padres de alumnos de otra localidad lucense, que preguntaba sobre la muerte de Desirée.

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