El lobo mata siete cabras en una finca cercana a Parga

En las inmediaciones de los animales apareció el cadáver de una loba
La loba muerta. EP
photo_camera La loba muerta. EP

Ni 24 horas duraron las siete cabras que el domingo por la mañana Daniel Rodríguez dejaba en la finca de un vecino en las inmediaciones de Parga, con el objetivo de que estuviesen unos días en este terreno para limpiarlo y luego trasladarlas a otro lugar. 

En el mediodía de este lunes, al pasear por la zona con otro vecino, se encontró con una loba muerta junto al camino, por lo que decidió acercarse a ver sus reses, preocupado por su suerte. Y los peores presagios se confirmaron. Ni un solo ejemplar se libró del ataque, elevando la cuenta de pérdidas a una docena de animales solo en un mes

Porque este no es ni el primero ni el segundo ataque que sufren los animales de Daniel. Con este, son ya tres desde que el pasado 16 de octubre perdiera dos cabras y un pony que estaban en un terreno en Ferreira, muy cerca de las casas, también por la visitas de los depredadores. La historia se repetía hace solo unos días, el pasado jueves, cuando en otra finca, cerca de los depósitos de Parga, eran otras dos cabras las víctimas del ataque del lobo. 

Daniel Rodríguez ha perdido una docena de animales en solo un mes

Y para cumplir la máxima de que no hay dos sin tres, este lunes sumaba nuevas pérdidas, que en una primera estimación, y sin tener en cuenta las anteriores, elevó a unos 700 euros, al haber un macho y varios ejemplares adultos, alguna de ellas preñadas. 

"As cabras cámbioas a miúdo, para que non se acostumen aos sitios, pero desta vez xa non me deu tempo", explica. Daniel las llevó a la finca en la que fueron atacadas el domingo, en torno a las nueve y media de la mañana, y por la tarde volvió para dejar con ellas un caballo. Y el lunes, en torno a las dos y media de la tarde fue cuando se encontró todos los cadáveres, por lo que procedió a dar el aviso. Solo se salvó el caballo, atado con una cuerda y aparentemente ileso, que Daniel ya trasladó a otro lugar. 

Antes de caer la noche ya se acercaron una patrulla de la Guardia Civil y también agentes de la Consellería de Medio Ambiente para valorar los daños y realizar el pertinente informe. También procedieron a retirar el cadáver de la loba, con la idea de hacerle la autopsia, dice Daniel, y determinar las causas de la muerte, por si esta se produjo como consecuencia de una marca que se apreciaba en su cuello, que podría haberle causado alguna de las cabras, o por otro motivo. 

Y cuando los agentes estaban en el lugar donde apareció la loba, uno de ellos se percató de la presencia de un lobo vivo, vigilante, en un prado próximo. En este había un par de yeguas y una potra, por lo que Daniel avisó a su propietario para que las recogiera antes de que también pudiesen convertirse en el nuevo objetivo de los depredadores.

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