Vilalba repite premio 41 años después: "Se toca hai que ter sentidiño"

El número 49.764 tocó repartió 1.140 millones de pesetas en Santaballa hace cuatro décadas

El durño del bar O Carrizo de Santaballa, con un empleado y el corresponsal de El Progreso Alfonso Ramudo, el 22 de diciembre de 1976. VEGA
photo_camera El dueño del bar O Carrizo de Santaballa, con un empleado y el corresponsal de El Progreso Alfonso Ramudo, el 22 de diciembre de 1976. VEGA

A veces, tropezar dos veces con la misma piedra es bueno, incluso muy bueno. Y en Vilalba ha sido aún mejor. Porque esta no es la primera vez que el Gordo se deja caer por la capital chairega para llenar de alegría e ilusión las caras de los vecinos. En 1976, fue la parroquia de Santaballa, gracias al club de fútbol local, la que pudo tapar muchos agujeros. 

"Foi o número 49.764, non se me olvida", explicaba este viernes el cura vilalbés Antonio Domínguez, hoy en el equipo de Vilalba y por aquel entonces destinado en Santaballa. Él fue el responsable de la selección de los cinco dígitos de la fortuna como secretario del club. 

"Andrés do Carrizo trouxera unha lista de 15 números para escoller, dos que había completos, e deses escollín o 49.764 porque tiña unha variedade de números e era máis vendible, máis bonito, os outros eran máis feos", recuerda Antonio, precisando que por aquel entonces la lotería no tenía la repercusión social que tiene ahora.

De hecho, habían reservado el número completo, pero devolvieron primero una parte y luego aún otros décimos, porque "a xente daquela non quería saber nada da lotaría". Y aún así, fueron 1.140 millones de pesetas "moi repartidos" los que inundaron Santaballa, y por extensión Vilalba, de buenas vibraciones e inversiones. 

"Vendíase en participacións de 40 pesetas, cun recargo de dez, e moita xente comprara 100 pesetas, aínda que algúns tamén tiñan un décimo", recuerda Antonio, que habla de las 300.000 pesetas  que correspondían por papeleta como una de las cantidades más comunes entre los vecinos: "E daquela comprabas un piso con eses cartos".

"Compráronse tractores, arranxáronse casas... foi un empurrón bonito para a parroquia e ninguén toleou co premio, mesmo houbo a quen lle cambiou a vida", dice, y cita ejemplos: "Un veciño que tiña un bar en Santaballa comprou unha casa en Vilalba e abreu un bar nela. Foille moi ben". Y también otro "que se asociou cun compañeiro e montou un negocio que funcionou". 

Antonio, que también figuraba entre los muchos agraciados, se llevó diez millones de pesetas y algún que otro disgusto a la hora de hacer inversiones, si bien reconoce que no le supuso un problema: "Eu estou contento porque a min nunca me faltou de nada, nunca tiven falta de nada nin grandes aspiracións". 

"Que non toleen", es su consejo para los nuevos millonarios, "que non se apuren, que teñan calma, que non fagan caso do que lles digan algunhas voces e que pensen ben as cousas, a investir sempre hai tempo e os cartos logo se gastan", resume quien fue la principal mano de la fortuna de Santaballa hace 41 años. Y es que, como con todo en la vida, para Antonio Domínguez con el Gordo lo que "hai que ter é sentidiño".

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