En la misma línea que sus vecinos, con la ausencia de grandes vuelcos en el horizonte y mucho menos en el del 26 de mayo, que está a la vuelta de la esquina. Castro de Rei no vive de sorpresas ni se las espera. Durante casi treinta años -con la interrupción de 2007 a 2011, cuando las urnas arrebataron la mayoría absoluta al PP- el concello castrexo se vistió como un buen número de los chairegos, de azul. En 2011, otro pequeño giro precedido por las desavenencias en el tripartito de PSOE, BNG y Tega y con las idas y venidas de los juzgados, el bastón de mando retornaría a los populares. Hasta hoy.
Visto el panorama, se antoja difícil imaginarse un escenario diferente al que hay ahora mismo. Con un Francisco Balado cómodo en su papel de regidor gracias, en buena medida, a la concatenación de dos mayorías absolutas y que, salvo sorpresa, serían seguidas por una tercera. Lo hace acompañado de una lista marcada por el continuismo que ya le ha dado varias alegrías y con un nombre nuevo en los primeros puestos, el de Víctor Carrera Puente para la tercera posición -lugar que ocupaba Antonio Iglesias Lombardía, fallecido en noviembre de 2016-. Los doce nombres restantes siguen igual, con la única excepción en la bajada de Óscar Iravedra al número 10 y la subida de Marisol Gigán al 8. Uno por el otro.
Balado juega con la baza del crecimiento industrial que ha experimentado el concello en este último mandato -de los 154 puestos que se crearon en 2018 en la industria en la comarca, 79 corresponden a Castro de Rei-. Y la joya de la corona, el polo de Rozas que la Xunta lucha por situar en el foco tecnológico mundial.
Mientras tanto, desde el consistorio centraron sus esfuerzos en eliminar la deuda -que era de 1,5 millones en 2011-, en la ampliación del polígono industrial, en las mejoras infraestructurales -con la renovación de pistas y aceras- y de servicios, con la instalación de casetas del pulpo en Castro de Rei y Castro de Ribeiras de Lea. Asimismo, el remate de las concentraciones parcelarias de Balmonte, Goberno y San Xiao de Mos y los proyectos para las de Triabá y Viladonga sirvieron para impulsar el sector agroganadero en un municipio que se alimenta de él. Igual que el recién estrenado centro de recría de la mano de la Diputación.
Enfrente, y alentados por el alza de los votos socialistas en las elecciones de abril -de las 582 papeletas de 2016 a las 821-, el PSOE se presenta reforzado y con un peso pesado en la primera línea de juego. Juan José Díaz Valiño escala posiciones desde el número 13, lugar que ocupaba en los comicios locales de 2015, al cinco. Quizás con la idea de que una cara conocida les otorgue, al menos, cinco escaños que supondrían un batacazo para los populares. El segundo en territorio castrexo.
El resto de la candidatura se ha movido con respecto al orden de hace cuatro años. Unos suben, como Carlos Sinde y Josefa Folgueira -a la tercera y cuarta posición-, además del ya mencionado Valiño, y los demás bajan. Tan solo permanecen en sus puestos Trinidad Castro y Ana María Canto, en el sexto y octavo, respectivamente, mientras que el cambio más notorio se hizo en el cabeza de lista. Marisa Rodríguez Gigán abandona el liderazgo socialista en el plano municipal y recoge su testigo José Luis Castro, que a sus 45 años se estrena en política local.
PSOE y BNG optan por renovarse para arrebatar la que sería la tercera mayoría absoluta consecutiva de los populares
Sale al terreno de juego con proyectos definidos. Dotar de traída a las parroquias que aún carecen de ella -Duancos, Mondriz, Orizón y Ludrio- y mejorar la ya existente, así como levantar vivendas sociales en Castro de Ribeiras de Lea.
En esta última propuesta coincide el programa del BNG, una lista que apuesta todo a la renovación. La continuidad la marca su candidata a la alcaldía, Digna Lagarón, la única nacionalista que ocupa una silla en los plenos municipales, al lograr 356 votos en 2015, 123 menos que en 2011. Una tendencia común al del resto de la comarca chairega.
Los nombres que acompañarán a Lagarón en la parte alta de la lista, para recuperar asientos perdidos en la corporación, son nuevos. El aire fresco viene de la mano de Miguel Saavedra, Edgar Paz y Ana Belén Veiga, en el segundo, tercer y quinto puesto. En el cuarto, Ana María García, que sube desde el 8. Por su parte, Olga García o Alfonso Legaspi se descuelgan hasta las últimas posiciones, que cierra Serafín Carballo, desde el 7.
Un grupo nuevo bajo las mismas siglas que mantiene la pelea por el bienestar social y por la dinamización cultural para que Castro de Rei sirva de gancho y que la gente "queira traballar e quedarse a vivir aquí".
CRÍTICAS. Las críticas en las que se centró la oposición en los últimos meses conciernen al estado "de abandono" del centro urbano de Castro de Rei. Una lucha capitaneada por el bando socialista que, al mismo tiempo, reclama una mayor atención para el conjunto histórico de la capitalidad municipal. Representa la antítesis de Castro de Ribeiras de Lea, núcleo que crece industrial y demográficamente, mientras que el entorno de Castro de Rei se centra en la producción agroganadera.