Juzgado un joven que fue pillado a 221 kilómetros por hora por la A-8 en Vilalba

El acusado aseguró que quien conducía era el dueño del turismo, contra quien retiró los cargos el fiscal
Edificio de los juzgados de Lugo, en la Praza de Avilés. SEBAS SENANDE
photo_camera Edificio de los juzgados de Lugo, en la Praza de Avilés. SEBAS SENANDE

Un joven se sentó este viernes en el banquillo de los acusados porque, cuando regresaba a la capital lucense después de estar de marcha en Foz, fue sorprendido por un radar circulando a 221 kilómetros por hora por la autovía del Cantábrico (A-8), a su paso por el municipio de Vilalba.

Esa velocidad, una de las más altas detectadas en la capital chairega, supone casi el doble del límite máximo permitido en autovía, que es de 120 kilómetros por hora. La vista oral se celebró este viernes en el juzgado de lo Penal número 2 de Lugo.

El ministerio fiscal solicitó para el acusado por un delito contra la seguridad vial de conducción con exceso de velocidad una multa de 1.060 euros, así como la privación del derecho a guiar vehículos a motor y ciclomotores durante 24 meses.

Han pasado ya cuatro años y medio desde que tuvo lugar esta infracción. El radar instalado en la A-8 en Vilalba pilló al vehículo a esos 221 kilómetros por hora pasadas las dos y media de la madrugada del 9 de julio de 2016.

El coche era propiedad del joven que acompañaba al procesado en el asiento del copiloto. De hecho este también figuraba como acusado, pero al final de la vista oral que se celebró este viernes el ministerio público decidió retirar los cargos contra él. Su solicitud de condena para este era también de 1.060 euros de multa y 24 meses sin permiso de conducir.

Los dos jóvenes se habían desplazado ese viernes del mes de julio a la localidad costera de Foz para salir de copas. De madrugada decidieron regresar a la capital lucense, en donde residen, debido a que habían quedado con otros amigos para continuar con la celebración.

DISCREPANCIAS. Las versiones que ofrecieron los dos jóvenes difirieron. El propietario del vehículo declaró que como no se encontraba en condiciones de conducir debido a la ingesta de bebidas alcohólicas, le cedió el volante a su amigo.

El procesado negó en cambio los hechos. Dijo que era el dueño del coche quien conducía en el momento en el que se disparó el radar en la A-8 en Vilalba por exceso de velocidad. Reconoció que él cogió el volante, pero precisó que fue cuando ya habían pasado por esa zona.

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