La jueza ocultó hasta el último instante a Ana Sandamil que la acusa de asesinato

Avisó de que iba a desplazarse al Hula la tarde anterior y le pidió un abogado de oficio media hora antes de llegar ►  "Es un monstruo quien hace algo así", dice el padre de Desirée, crítico con que no lo alertasen sobre la salud de su ex
 

Ana Sandamil. EP
photo_camera Ana Sandamil. EP

La jueza de Vilalba que investiga la muerte de Desireé ocultó hasta el último momento el movimiento decisivo que realizó el jueves: trasladarle los cargos de homicidio/asesinato a la principal sospechosa, Ana Sandamil, madre de la pequeña de siete años encontrada muerta al amanecer en su cama, en Muimenta (Cospeito), y presentarse en el hospital para intentar tomarle declaración.

No fue hasta esa misma mañana, a primera hora, cuando la magistrada solicitó un abogado de oficio, que se presentó en el Hula para asistir a la declaración. Al llegar ya estaba el abogado de la familia, el begontés Luis Rifón, por lo que ya dejó todo en manos de este letrado, quien este viernes no quiso comentar ningún pormenor del caso (tampoco lo conoce porque al estar bajo secreto no se facilita información ni a los propios interesados).

El sigilo de la jueza puede obedecer al celo guardado con el secreto de sumario (tiene una investigación abierta de forma paralela por las filtraciones). Pero también a no prevenir ni a la familia ni a la propia investigada de los graves cargos que se le iban a atribuir, es decir, homicidio o asesinato.

 "Yo no tenía ni idea de que estaba a tratamiento, si no habría hecho algo, y si estaba tan mal lo pondría en conocimiento del juzgado"

Desde que ocurrió la muerte, el día 3 de mayo, hace aproximadamente un mes, la magistrada ya tendría meridianamente claro que la madre tuvo responsabilidad en la muerte de la pequeña. Se lo corroboró el informe preliminar de la autopsia, de la que incluso aún faltarían los resultados de algunos análisis. Solo quedaba que los médicos le permitieran tomarle declaración a la madre.

Eso ocurrió esta misma semana. La jueza avisó al hospital a última hora de la tarde del miércoles, para evitar cualquier fuga de información. A esa hora indicó al grupo de psiquiatras que trata a la mujer que acudiría a las nueve y media de la mañana del jueves a recabar su testimonio, como así fue. El resto ya se conoce.

Delante de Luis Rifón (letrado que asistió de oficio en su primera declaración a Brais Lozano, condenado por el doble crimen de Burgás), la sospechosa de asesinar a su hija se negó a declarar y la magistrada decretó su ingreso en prisión sin fianza, con la posibilidad de recibir visitas. Es decir, cuando salga del módulo de presos en el que está actualmente ingresará en la cárcel que se designe.

Lo que podría parecer algo inminente puede que no lo sea. De hecho, cualquier recluso prefiere estar en el hospital, aunque sea en el módulo de custodia, antes que entre rejas, por lo que todo parece indicar que Ana Sandamil y su abogado estirarán esta situación todo lo que puedan.

La muerte de Desirée: ¿estamos ante un caso como el de Asunta?

Por el momento, el defensor de la principal acusada es el único personado en la causa. Se dijo en algún momento que se iba a presentar como acusación su expareja, el padre de la niña, pero él mismo confirmó que por el momento no lo hizo y que mientras estén secretas las actuaciones no lo hará.

A LA ESPERA. El progenitor de la pequeña, que se mostraba este viernes más contundente, aseguró que siguen a la espera de recibir información sobre la investigación, pero reiteró, una vez más, que prefiere que las cosas vayan despacio pero que se hagan bien. "No sabemos absolutamente nada, pero a la justicia no le quiero meter prisa", confirmó, mientras sí se mostró crítico con que nadie le hablase sobre el estado de salud de su expareja. "¿Si estaba tan mal, por qué nadie me avisó?", se pregunta, mientras asegura que en los últimos años apenas sabía nada de la vida de Ana —se separaron cuando la niña iba a empezar el colegio y en un primer momento llegaron a solicitar plaza en un centro de Culleredo, que finalmente rechazaron porque la madre y la pequeña se trasladaron a Muimenta—.  

"Si tenía problemas ahora lo desconozco, pero nuestra separación para ella no fue traumática. A los dos meses me comunicó que había conocido a otro chico", dice.  "Yo no tenía ni idea de que estaba a tratamiento, si no habría hecho algo, y si estaba tan mal lo pondría en conocimiento del juzgado o iría al cuartel. Nadie me comentó nada, pero estar a tratamiento  no es excusa de nada, porque yo también estuve y lo estoy ahora y nunca se me ha ocurrido matar a nadie", dice un hombre que define a Ana Sandamil como una mujer "posesiva" con su hija y que se muestra contrariado con la idea de que hablar de enfermedad exima de responsabilidades.

Él sigue de baja laboral desde el día que le comunicaron la muerte de Desirée. Lo hizo el abuelo materno por teléfono

"Es un monstruo quien es capaz de hacer estas cosas y a mí me han destrozado la vida, supuestamente le ha arrebatado la vida y me ha quitado lo mejor que se le puede quitar a alguien. Y este trastorno me quedará para siempre porque mi niña lo era todo para mí", asegura José Manuel Leal, que echa en falta el apoyo de movimientos sociales que se hacen en otras circunstancias, como cuando el feminismo se involucró con casos como el ‘Todos somos Juana’. "Y el ‘Todos somos Desi’", dice. "Ella tenía toda la vida por delante", concluye emocionado, mientras habla de que este viernes estaban todos en la parroquia xermadesa de Roupar, donde viven los abuelos paternos, menos ella.  

Él sigue de baja laboral desde el día que le comunicaron la muerte de Desirée. Lo hizo el abuelo materno por teléfono y desde el principio ya le habló de que la niña se había tomado algo, pero que no sabían el qué.

En Muimenta, sin embargo, en un primer momento se corrió la voz de que la menor se había caído por las escaleras. No fue así. La pequeña apareció muerta en la cama, supuestamente después de haber ingerido algo y con pequeñas heridas que apuntaban a una posible asfixia. 

"Lo que llevo muy mal es no fumar"
La vida de Ana Sandamil este último mes transcurrió en la unidad de Psiquiatría, donde se la vio con una actitud totalmente ausente y con cierta inconsciencia de lo sucedido. Cierto día que estaba especialmente hundida solo dijo: "No me pasa nada, solo que llevo mal no poder fumar". Algunos pacientes lo hacen a escondidas y otros pueden salir a la puerta con un familiar para fumar, pero al parecer este último no era el caso de la madre de Desireé. A ella no se le permitía salir de esta unidad cerrada del Hula.
Ahora en custodia
Ana Sandamil solo cambia de habitación. El tratamiento lo seguirá recibiendo de los mismos psiquiatras. La diferencia de estar en custodia de presos es que en los que llaman "la pecera", es decir, delante de las habitaciones, hay vigilancia policial.
Visitas permitidas
Tampoco parece que vaya a variar de forma ostensible el apartado de las visitas. En estos momentos, la mujer está recibiendo de forma regular la visita de su madre y algún otro familiar. Esto podrá mantenerlo, porque las medidas cautelares prevén que la prisión es "comunicada". También podrá ver a su abogado.
¿Por qué un mes después?
La jueza tardó un mes en forzar esta situación. Fuentes jurídicas indicaron que esta maniobra de comunicarle la imputación y convocarla a declarar puede ser una medida de presión para que tome conciencia de su situación.