José Antonio de Brañanova

Jenaro Castro recuerda al que, durante muchos años, fue el director de la Caixa Galicia en Mosteiro 
Generated by  IJG JPEG Library
Generated by  IJG JPEG Library
AppleMark
photo_camera José Antonio de Brañanova. AEP

En Mosteiro-Pol (Lugo) cada vecino es hijo de su estirpe. Por eso le recordaremos siempre como José Antonio de Brañanova. Con 72 años nos ha dejado José Antonio Brañanova Freire, esposo de Lola Domínguez Gómez, y padres ambos de Antonio, desde ahora continuador de la saga y heredero de la casa de Brañanova Domínguez. Lo más importante que podemos decir de José Antonio de Brañanova es que vivió siempre como quiso, que no es poco, porque se trata de un logro solo al alcance de los más atrevidos y valientes. Su viuda recuerda que era un espíritu libre, pero nunca un verso suelto. Porque José Antonio fue ante todo un pilar de la comunidad polense, un miembro predilecto y distinguido de Mosteiro al que todo el mundo quería y respetaba, eternamente dispuesto a ayudar a los demás y a sumar por la colectividad. José Antonio fue durante muchos años el encargado de Caixa Galicia (Abanca) en Mosteiro, siempre en sana competencia con la Caixa Rural Galega que regentaba Félix de Cedrón. Aquí las familias se tocan por parentesco y por amistad con Luis de Cedrón, Jorge y Pepe Freire de Quiroga y algún miembro de la casa de Gocende que siempre añora Galicia desde la lejanía y la morriña.

José Antonio de Brañanova tenía una tradición mítica, un hábito costumbrista muy español que encarnaba con digna elegancia y perseverante constancia: si le querías encontrar era sabido que, a determinada hora, casi a diario, a pie o en coche, lloviera, nevara o quemara el sol, siempre hacia su ronda social de bares por Mosteiro. Fumó hasta el límite, incluso después del diagnóstico reciente contra el que luchó con una entereza y resignación encomiables, convencido de que superaría la maldita enfermedad después de 10 horas de quirófano hasta que una neumonía y el corazón traicionaron sus ganas de vivir.

José Antonio de Brañanova era aficionado a la caza y la pesca, tesorero del coto de caza y un ‘truitero’ reconocido por todos. Algún verano me llevó a brincar prados, persiguiendo miocas y saltamontes a lo largo del río Azúmara, pero no picaban ni prometiéndoles amor eterno y matrimonio. José Antonio ha muerto como socio número 1 de la Sociedad Deportiva Pol. Jugó de portero de fútbol y balonmano, pero lo que mejor se le daba era organizar los eventos sociales, porque era feliz en la celebración y el servicio al conjunto. Le recuerdo en aquellos años de juventud tocando la pandereta con virtuoso equilibrismo y trayendo grandes orquestas como Los Arquinos a amenizar las fiestas de Mosteiro. Fue uno de los refundadores de Leña Verde, grupo musical y asociación cultural que anima y practica el arraigo gallego. Y junto a Trigo, Pablo, Tellado y demás fiesteros valientes fue el impulsor de la fiesta del emigrante de Mosteiro, pionera en Galicia e imitada posteriormente por otros municipios sin el reconocimiento debido de la paternidad. Era presidente de la Asociación de jubilados de Pol, estaba entusiasmado con su nieta Cloe y disfrutó cuanto pudo. A José Antonio no le hizo falta ser Neruda para confesar que ha vivido. José Antonio de Brañanova ya está socializando al otro lado del umbral que separa la vida de la muerte, porque animará siempre la existencia allá donde esté. Descansa en paz, amigo, paisano, compañero de galleguidad y raíces. Y espéranos a todos donde la luz alcance a iluminarnos.

Jenaro Castro

Comentarios