Homenaje al rico manjar pontés

La parroquia pontesa de O Freixo volvió a llenarse de gente con una fiesta que cada año tiene más adeptos y que repartió 5.000 freixós

La parroquia pontesa de O Freixo, una de las más castigadas del concello por el despoblamiento rural, se rindió a su homónimo -pero con tilde- en la cocina y volvió a llenarse de gente dispuesta a homenajear y, sobre todo, a saborear, el rico manjar pontés.

La octava Festa do Freixó, una cita a la que no se le paran de sumar adeptos, repitió un nuevo éxito y congregó a 450 comensales bajo la carpa instalada para la ocasión. "É o tope, xa non colle máis xente, aínda que quixesemos non se pode ampliar porque o campo da festa limítanos", decía Olalla Ramil, la presidenta de la asociación de vecinos de O Freixo, promotora de la cita, mientras apuraba los últimos detalles para que cada uno ocupara su lugar en las largas mesas.

"É un éxito, outro máis", decía la joven con una sonrisa, mientras señalaba el secreto: "Creo que a xente queda moi contenta coa comida e iso inflúe en que repitan dun ano para outro".

Esta vez la empanada, el cocido, requesón y miel y chocolate y nata fueron los acompañamientos del protagonista verdadero sobre el mantel, el freixó, que llenaba todos los platos.

La gigantesca freixoeira municipal, en la que trabajaron desde las 7.00 a las 14.30 horas un total de doce personas, elaboró unos 5.000 freixós; todos para la comida, porque no se vendían aparte. "A idea é que a xente se quede", explicaban los creadores de uno de los manjares ponteses por excelencia mientras elaboraban las últimas unidades y la carpa se sentía casi como una sauna.

"Calor vai moito, menos mal que de vez en cando chega unha brisilla", decían los cocineros, que aparecían y desaparecían entre el vapor que soltaba una plancha de ocho metros de longitud y con capacidad para hacer 54 freixós a la vez, mientras no dejaban de voltearlos uno por uno.

¿La receta? "A de sempre", decían los cocineros y soltaban cifras que se miden siempre por cubos gigantes e ingredientes que se baten con un enorme artilugio diseñado con un taladro que puede con todo: 50 litros de agua, 24 kilos de harina, siete litros de leche, sal y 84 huevos.

"A freixoeira participa en tres grandes citas: na Feira do Grelo, na do Queixo e o Mel de Goente e nesta, pero aquí o freixó é o gran protagonista", decían con cierto orgullo minutos antes de que la gente se sentase a degustar el rico manjar, mientras se escuchaban los ritmos del trío Antha, que amenizó la sesión vermú.

Los coches invadían cada rincón y el corazón de O Freixo volvió a revivir con fuerza. Así, una de las parroquias más grandes de As Pontes, que solo suma 60 habitantes según los últimos datos del Ige, demostró que el rural existe y tiene vida.

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