"Fue una muerte violenta, sin duda, y la única autora posible fue Ana Sandamil"

Los investigadores de la Guardia Civil declaran que nunca barajaron otros sospechosos y que la acusada mantuvo una actitud "defensiva" en todo momento. "La interrogamos el día de los hechos porque estaba totalmente lúcida", afirman 
La acusada, Ana Sandamil, este miércoles en la Audiencia Provincial de Lugo. XESÚS PONTE
photo_camera La acusada, Ana Sandamil, este miércoles en la Audiencia Provincial de Lugo. XESÚS PONTE

La tercera jornada del juicio por la muerte de la pequeña Desirée Leal —presuntamente a manos de su progenitora, Ana Sandamil— se centró este miércoles en las declaraciones de los agentes de la Guardia Civil vinculados al caso, tanto los que acudieron a la vivienda de Muimenta el día de los hechos, como los que le tomaron declaración a la acusada tan solo unas horas más tarde en el servicio de Urgencias del Hula. La conclusión de sus pesquisas fue clara: "Fue una muerte violenta, sin ninguna duda, y la única autora posible fue Ana Sandamil. Nunca barajamos otros sospechosos", confirmaron.

Media docena de guardias —de los puestos de Castro de Rei, Cospeito y de la Unidad Orgánica de Policía Judicial de Lugo— relataron su intervención en el procedimiento y destacaron además una impresión común, la "excesiva tranquilidad" de una madre que acababa de perder a su hija de siete años. Los agentes hicieron también hincapié en el comportamiento de la abuela de la menor, totalmente distinto al de la progenitora. "La abuela de la niña no paraba de llorar y gritar. Estaba desesperada. Intentaba responder a nuestras preguntas, pero a veces no era capaz, aunque intentaba colaborar en todo lo que podía", señalaron.

Ana Sandamil, por el contrario, mostró desde el principio una actitud distante que llamó la atención de los investigadores. "Fue muy poco colaboradora y mantuvo una actitud defensiva. Nosotros le dimos el pésame, hablamos un poco con ella para intentar empatizar y luego le preguntamos si podíamos coger su móvil y su tableta, ya que teníamos que llevar a cabo una investigación para aclarar lo sucedido. Ella miró a su padre y el hombre dijo: ‘Para eso, tendríamos que hablar con un abogado’, así que ella nos miró y nos dijo que no daba su permiso. Como había una menor fallecida e indicios de violencia en el escenario, le explicamos que nos íbamos a llevar los dispositivos de todos modos para ponerlos a disposición judicial. Nos extrañó ese comportamiento, ya que si una madre pierde a su hija de forma accidental, lo normal es que quiera aclarar las cosas cuanto antes".

"Dijo que no daba permiso para coger su móvil y que no firmaba la declaración porque el papel no tenía membrete oficial"

Este comportamiento de la acusada, junto con los indicios hallados en la habitación en la que apareció la niña, descartaron ya casi desde el principio la hipótesis de una muerte accidental. "Lo que apreciamos al llegar a la vivienda fue una escena violenta, con sangre desperdigada por la habitación. Lo que veíamos a simple vista ya no cuadraba con una muerte accidental por la ingesta de pastillas, como planteaba la progenitora".

Los agentes que hablaron con Ana Sandamil unas horas más tarde en el hospital lucense también detectaron una actitud esquiva. "Accedió a contarnos su versión de lo sucedido y pedimos permiso al personal del centro para utilizar el ordenador que había en el box de Urgencias. Recogimos su declaración con total normalidad, pero cuando se la dimos para que la revisara se negó a firmarla. Dijo que no la iba a firmar porque el folio en el que estaba impresa no tenía ningún membrete oficial y además le habían recomendado que no firmara nada, pero no quiso decir quién le había hecho tal recomendación".

Tanto los guardias que acudieron al domicilio como los agentes que la interrogaron en el Hula señalaron además que Ana Sandamil estuvo en todo momento "perfectamente consciente" y respondía a sus preguntas con total coherencia. "Obviamente, no estaba 100% centrada y se veía afectada por la situación. Quizá podría decirse que estaba un poco ida, pero entendía todo lo que se le preguntaba y respondía sin ningún tipo de incongruencia".

Los agentes que se trasladaron hasta el hospital explicaron además que, en un principio, acudieron al centro únicamente para interesarse por su salud, pensando que estaría nerviosa y en estado de shock. Sin embargo, se encontraron con una situación muy distinta. "No llevábamos medios para tomarle declaración porque pensábamos que todavía no sería posible, pero los médicos nos dijeron que estaba bien y que podíamos hablar con ella sin ningún inconveniente, por eso tuvimos que pedir prestado el ordenador del box. En ese momento, Ana Sandamil estaba totalmente lúcida y hablaba de forma coherente. Si no fuera así", insistieron, "no le hubiéramos tomado declaración".

CONTRADICCIONES. El testimonio de los agentes revela que Ana Sandamil contó dos versiones contradictorias de lo sucedido esa noche. Los guardias del puesto de Castro de Rei —que fueron los primeros en llegar al domicilio el día de los hechos— declararon que la madre de Desirée les contó que la niña se levantó para ir a la cocina y no volvió. Ella se levantó un poco más tarde, salió de la habitación y se la encontró tirada en el suelo del pasillo, por lo que la recogió y la acostó en la cama. "No nos dijo nada más; ni si estaba viva o muerta".

Sin embargo, a los agentes que la entrevistaron en el Hula les contó que, esa mañana, se levantó primero ella, fue a la cocina a tomar un café, salió a la galería a fumar y, al regresar a la habitación, se encontró a la niña tirada en el suelo, al lado de la cama, por lo que la acostó de nuevo e intentó reanimarla. Esta versión fue la que contó en el juicio, que llega este jueves a su cuarta jornada. 

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