Hace casi 38 años, Emilio González Felpeto y Pilar Galdo Polo decidieron emprender un negocio en la localidad de As Pontes "apoyados por la familia" y en plena crisis industrial de Ferrol, de donde son originarios.
Así nació la floristería Dana, que a lo largo de casi cuatro décadas ha llenado de color con plantas y ramos de flores cientos de casas de toda la localidad y parte de la comarca, pero también todo tipo de eventos celebrados en diferentes lugares.
"En aquel momento en Ferrol no había trabajo. Alquilamos este bajo en la Avenida de Galicia -un local que anteriormente albergó la relojería Pernas y que fue adecentado por Emilio, Pilar y su familia-, y que con el tiempo compramos, porque vimos una oportunidad. Solo vendía flores un señor en el mercado y no había ningún negocio similar", relata el florista, mientras hace un breve repaso por todos estos años detrás del mostrador.
"Tenemos muchísimas anécdotas, nos han pedido de todo", asegura, confirmando que han estado en "constante formación" para ofrecer siempre lo mejor "desde la privacidad".
Cada arreglo o cada ramo tiene "mucho trabajo" detrás y una gran carga "emocional", explica Emilio, indicando que después de tantos años sus clientes se han convertido ya en amigos.
Han podido formar parte de sus bodas o de los bautizos de sus hijos. "En algún caso también nos ha tocado preparar sus fallecimientos", indica el florista, unos trabajos especialmente "difíciles", ya que resulta inevitable "empatizar" con la gente.
Ahora, a punto de echar el cierre por una más que merecida jubilación, la floristería Dana de As Pontes espera encontrar un relevo para poder traspasar "a alguien preparado y con ganas" un mítico negocio pontés que sigue repleto de vida.
