El FIV se va dejando un buen sabor de boca

Los 4.000 fivers cerraron la carpa fucsia con Iván Ferreiro, Doria, Los Planetas y Siloé. Depedro actuó de nuevo para 40 afortunados

Asiestentes al festival disfrutan de una de las actuaciones. S.IGLESIA
photo_camera Asiestentes al festival disfrutan de una de las actuaciones. S.IGLESIA

VILALBA. La segunda noche del duodécimo FIV de Vilalba fue el broche de oro para una edición de diez, que empezó el viernes derrochando energía con el folk de La M.O.D.A. -uno de los grupos más esperados- o Miss Caffeina y se fue el sábado con un tono más relajado. Más de 4.000 personas acudieron a la llamada del indie. Del indie fresco al indie de los nostálgicos, el primero, el de Los Planetas. Y los granadinos no defraudaron.

La novedad de este año no dejó a nadie indiferente, y mucho menos a los que echaban en falta un nombre nuevo en el programa. Los Planetas consiguieron levantar al público con su característico ritmo melódico y, casi siempre, suave. Unha hora ntes, como preludio de lo que estaba por venir, la voz rota de Iván Ferreiro irrumpía en un escenario que conoce bien -esta era la segunda vez que aterrizaba en Vilalba- "para cantar más que para hablar", admitía el propio Ferreiro poco después de coger el micrófono.

Siloé era el encargado de dar la bienvenida a los "fivers" más ansiosos cuando aún no había caído la noche. Las ovaciones que lo despedían ya auguraban que la fiesta estaría dominada por un público entregado .

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

@dorian_oficial participaron en un #FIV2019 que dejó un buen sabor de boca @fivdevilalba 🎵🎸

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Para bajar el telón, los de Dorian hacían suya la energía contenida dentro de la carpa y Cheese and Bacon Djs amenizaban la estadía de los que se resistían a marcharse y dar carpetazo al FIV 2019.

"É unha data que temos marcada no calendario, VIlalba xa é coma a nosa segunda casa", decía un joven de Pontevedra

Para muchos de los presentes, esta no era la primera "e non será a última vez", como decían los miembros de un grupo de amigos llegado del sur de Pontevedra. "É unha data que xa temos todos marcada no calendario, é o primeiro festival da tempada e é a escusa que temos para reunirnos todos. Vilalba xa é a coma a nosa segunda casa", añadían al ritmo de la música que imperaba en los alrededores del auditorio municipal a mediodía, en la sesión vermú.

Y para los nuevos, el FIV cumplió expectativas. "Para ser a primeira vez que vimos, seguramente repetiremos», comentaba Carlos Martínez, de Santiago, miembro de una pandilla de contrastes. A su lado estaba Alberto Miguéns, de Lousame, un habitual que lleva viniendo "os doce anos" y que en esta ocasión no dudó en repetir "ao saber que viñan Los Planetas". ¿Y a la hora de valorar el FIV? "Excelente, porque é un festival que sabe manterse na súa escala e triunfa nela", comentaba Miguéns, aún algo asombrado después de tantos años por la "amabilidade dos veciños de Vilalba, nótase que lles gusta que veñamos ao festival, que non estorbamos".

Mientras, en el interior del auditorio decenas de personas llenaban las butacas para escuchar a los de casa, a la Banda de Música de Vilalba, que versionó temas de Queen, de Coldplay o de Lady Gaga que emocionaban a los presentes. También incluyeron "Mi gran noche", de Raphael, un clásico que puso a todos a cantar o, por lo menos, a tararear. Una hora después, La Sonrisa de Julia se subía al escenario e invitaba "a bailar, a aplaudir, a todo», decía el vocalista, Marcos Cao.

A lo largo de la tarde, los "fivers" tuvieron la oportunidad de conocer más acerca de los grandes del pop a través del conferenciante Javier Becerra o asistir a la proyección de "Oasis: Supersonic", además de la exposición sobre la historia de la Banda de Música vilalbesa.

DOBLETE. El punto álgido del sábado para 40 afortunados tuvo lugar en la Torre de los Andrade. A las siete de la tarde se desvelaba la incógnita de quien sería el protagonista del Concierto Sorpresa de Mahou y, sobre un pequeño escenario, aparecía Depedro por segunda vez en dos días. Con una guitarra hizo las delicias de los presentes y dio forma a un acústico en el que la intimidad era ingrediente fundamental.

Después de cerrar puertas, difuminar el fucsia y recoger tiendas de campaña, a más de uno le queda un vacío que se empequeñece con las citas festivaleras que quedan por delante y, sobre todo, mirando al FIV 2020.

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