"É unha gran desgraza", era la frase que se repetía este miércoles entre los vecinos de Abadín tras trascender la noticia del fallecimiento de un joven muy conocido en la zona, Miguel Fernández Cendán, vecino de 34 años de la parroquia de Baroncelle, en un accidente de tráfico en la N-634.
El fatídico siniestro se produjo minutos antes de las ocho de la mañana a la altura del kilómetro 608,800, cuando el vehículo que conducía la víctima se salió de la vía, por causas que investiga la Guardia Civil de Tráfico, e impactó contra el lateral de una casa de la parroquia de Candia, al lado del cementerio y frente a la iglesia.
Hasta el lugar se desplazaron personal médico y una ambulancia, e incluso se dio aviso al helicóptero del 061, pero ya no se pudo hacer nada por salvar la vida de Miguel. También se movilizó a personal de Conservación de Carreteras, además de Tráfico.
Las muestras de condolencia a la familia de Miguel, casado y padre de dos hijos pequeños, se sucedieron a lo largo de toda la jornada. Sus restos son velados en el Tanatorio Azahar de Vilalba, desde donde mañana viernes, a la 11.00, partirá la comitiva fúnebre hacia la iglesia de Baroncelle.
BOQUETE. La vivienda contra la que el coche impactó, conocida en la zona como Casa de Eulogio y que fue taberna y panadería aunque ahora está deshabitada, sufrió importantes daños tras el golpe, como reconoció Francisco Rivas, uno de sus propietarios, que ahora residen en Meira.
Antes de reparar el boquete en la pared, tendrán que estudiar el alcance de los daños, por si se puede reparar la construcción anexa a la casa o hay que derribarla. "Aínda que iso é o de menos, o peor é o rapaz e a súa familia, que desgraza!", lamentó Rivas.
Alegre, hablador y participativo, Miguel era aficionado a jugar al tute, la caza o al tiro al plato, y justo estaba organizando el tradicional campeonato de As Goás.
