Experiencia común, ejecución única

Terra Chá es el único punto de la geografía gallega que posee poblados de colonos, que se ubican en los concellos de Castro de Rei y Cospeito. El caso gallego presenta una serie de diferencias tanto de construcción como de funcionamiento con respecto a otros enclaves similares en otros puntos de España
O Arneiro desde lo alto del campanario. ANA AMADO
photo_camera O Arneiro desde lo alto del campanario. ANA AMADO

A pesar de estar a escasos kilómetros, para muchos los pueblos de los colonos de Terra Chá pasan totalmente desapercibidos. El proyecto que llevó a cabo el Instituto Nacional de Colonización (INC) durante el franquismo es objeto de estudio para Ana Amado y Andrés Patiño, ambos arquitectos de profesión y que en los próximos meses darán a luz un libro divulgativo sobre los colonos.

La investigación, que empezó en 2016, nació de la curiosidad que les suscitó el trabajo de diversos arquitectos que participaron en el proyecto de la INC y que Amado y Patiño conocieron en la carrera. A través de visitas en su tiempo libre, empezaron a recorrer el país, visitando 33 de los 300 pueblos existentes en España y de manera totalmente autofinanciada.

La solución del franquismo al desmantelamiento del tejido industrial tras la Guerra Civil pasó por la construcción de poblados que potenciasen el sector productivo primario. De este modo, se expropiaron terrenos que estaban sin explotar y se construyeron casas y parcelas con un sistema de regadío.

En Galicia solo existen poblados de este tipo en Cospeito y Castro de Rei

En Galicia solo existen poblados de este tipo en Cospeito y Castro de Rei, los conocidos como A Espiñeira, O Arneiro, A Veiga do Pumar y O Matodoso, a pesar de que el INC desenvolvió otras iniciativas en diversos puntos de la comunidad.Curiosamente, fueron los últimos en visitar por estos gallegos naturales de Ferrol y A Coruña.

Los casos de Terra Chá presentan divergencias con respecto a otras colonizaciones de la península. En primer lugar, no se dedicaban a la agricultura. A los colonos chairegos se les entregaban en el lote reses vacunas con el fin de producir leche. Fue así como se introdujeron por primera vez la raza de vacas frisonas, extendida a día de hoy por todo Galicia. "De esta manera se pasa de una ganadería extensiva a una intensiva, además venían colonos cántabros, expertos en la materia, para instruir", explica Andrés Patiño. El ámbito agrícola se reducía, en este caso, al cultivo de forrajes.

Los colonos venían del entorno cercano a la comarca y de manera voluntaria en un intento de combatir la pobreza de la posguerra. Solo los expropiados eran reubicados de manera forzosa en los poblados. La construcción se hacía por fases y se iban entregando casas y lotes a medida que se terminaban las obras. Es decir, no se ubicaban las familias en un poblado totalmente construido, se hacían viviendas en función de la demanda. Mientras las obras no terminaban, los futuros colonos se alojaban en barracones.

En los proyectos de colonización en todos los poblados la canalización del agua para el regadío era uno de los puntos clave. "Os enxeñeiros realizaban un estudo previo e había unha intervención hidráulica, na que en moitos casos se reconducía a auga das concas, para crear o sistema de regadío", explica Ana Amado, quien añade que "estes sistemas seguen en funcionamento a día de hoxe".

Además, el INC en Galicia respetó la distribución tradicional del rural, donde las casas están mayoritariamente ubicadas de manera dispersa para agrupar los edificios administrativos, el centro cívico o la cooperativa. En otros pueblos de colonos se optó por agruparlos en un único núcleo.

Los colonos estaban tutelados los primeros años, para controlar que se adaptaban al sistema y al nivel productivo exigido. Parte de la producción era entregada a modo de renta a las autoridades y servía como una especie de 'pago a plazos' para conseguir la propiedad de la casa y los terrenos. Es aquí donde se halla otra diferencia con respecto a los colonos españoles. "Como la producción láctea era más rentable que la agrícola, según estimaciones, los gallegos conseguían la propiedad en unos 25 años, frente a los 40 de media de colonos dedicados a la agricultura en otros puntos del país", concluye Andrés Patiño.

"A xente está farta de ver vilas brancas, con arquitecturas rompedoras, e non saber que son", dice Ana Amado. De ese desconocimiento generalizado, nace en parte la vocación, suya y de Patiño, de dar a conocer, de una manera divulgativa, estos poblados que forman parte de la historia reciente del país. Antes de final de año saldrá a la venta el libro, que permitirá viajar de la mano de estos arquitectos por 33 de los 300 poblados colonos.

Similitudes: el Agropontino italiano
Al sureste de Roma, en la región de Lancio, dentro de la provincia de Latina, hay una zona de marismas que fue drenada durante el gobierno fascista de Benito Mussolini. Una vez secado el terreno y canalizada el agua, a través de un sistema de acueductos, se construyeron varios pueblos.

Terra Chá e Italia
A través de las visitas a los colonos chairegos, Patiño y Amado encontraron paralelismos entre el proyecto italiano y la aplicación de los trabajos del INC en Cospeito y Castro de Rei, no solo por el tipo de terreno, no tan seco como en otros puntos de la península, también por la distribución de las viviendas y de los núcleos administrativos.

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