Una vecina de Guitiriz es la última en sumarse a la larga lista de estafados por el timo del tocomocho. Un engaño tan recurrido como efectivo que se basa en ofrecer un boleto, aparentemente, premiado de lotería que sus portadores dicen no poder cobrar, por lo que se lo ofrecen a la víctima a cambio de un importe inferior al valor del premio. En este caso, fueron algo más de 15.000 euros y varias joyas el botín con el que huyeron los amigos de lo ajeno en la mañana de este jueves.
Según se ha podido saber, los delincuentes abordaron a la afectada, una mujer mayor vecina del Paseo dos Sete Muíños, cuando ésta se encontraba trabajando en un huerto próximo a su domicilio. Los estafadores se habrían acercado a ella con el pretexto de que estaban buscando una dirección y, después de entablar una conversación, le mostraron décimos de lotería que tenían en su poder pero que no podían ir a cobrar porque tenían mucha prisa. Se los ofrecieron a cambio de dinero y, para ganarse su confianza, le pidieron que les demostrase que tenía el importe requerido.
La víctima fue hasta su vivienda y allí cogió varios sobres con el efectivo, algo más de 15.000 euros, y varias piezas de oro, que aún no ha podido valorar, y que mostró a los desconocidos. Según señalan algunas fuentes, se montó en el vehículo con ellos para ir a una entidad bancaria de Guitiriz en la que ingresar el depósito a cambio de los boletos.
Durante el trayecto, y con alguna excusa o en un descuido, la mujer se habría bajado del coche y los delincuentes y los billetes, junto a la caja de joyas, se esfumaron. Todo ocurrió alrededor de las 9.30 horas del jueves y, acto seguido, poco antes de las 10.00 horas, la víctima interponía la correspondiente denuncia ante la Benemérita.
Los miembros de la Guardia Civil se encuentran investigando estos hechos y recabando todos los detalles posibles para dar con los delincuentes y el botín sustraído.
A LA SALIDA DEL BANCO. Este caso difiere del método habitual que los estafadores emplean con el tocomocho. Normalmente, lo hacen en la calle y controlando la entrada y salida de una determinada entidad bancaria y así saber quién lleva dinero en efectivo en su poder. Con frecuencia, las víctimas son personas mayores o movidas por la codicia y, además, suele aparecer en escena una tercera persona que actúa como gancho y que alienta a la víctima a confiar en los desconocidos. También acostumbran a llevar un recorte de periódico falso en el que aparece el número premiado que tienen entre manos.
