El efecto de las obras en la térmica ya se deja notar en la economía pontesa

Unas 30 empresas trabajan en la transformación de la central, que arrancó hace un mes ► La llegada de operarios fortalece el sector hostelero, que prevé seguir aumentando clientes

Obras en la central térmica, en el antiguo aparcamiento. C. ARIAS
photo_camera Obras en la central térmica, en el antiguo aparcamiento. C. ARIAS

Unas 30 empresas subcontratistas trabajan actualmente en la transformación de la térmica de As Pontes para adaptar las instalaciones a la nueva normativa de emisiones europea y la llegada de los trabajadores ya se empieza a notar en el sector servicios de la localidad.

Un mes después de iniciarse las obras, en las que Endesa invertirá 217 millones de euros y que se prolongarán hasta 2020, la hostelería ha sido la primera en sentir los efectos, que prevén que sigan incrementándose según vaya aumentando el número de trabajadores en la central.

Para la ejecución del proyecto, Endesa estima que se empleará a una media diaria de 300 personas ajenas a la compañía, lo que significa que algún mes la cifra se podrá elevar a más de medio millar y otros reducirse a más de la mitad. En total, se calcula que serán precisas un millón de horas de trabajo y en la transformación estarán implicadas cuatro empresas principales y entre 50 y 80 auxiliares en total.

"De momento está empezando, pero ya hay un repunte, sobre todo en las comidas. También tenemos habitaciones, pero por ahora los trabajadores son gente de aquí de cerca que se desplaza", explica la responsable del bar Cantábrico. "Esperemos que se note mucho más", dice, y apura el servicio.

Endesa estima que habrá una media de 300 personas de subcontratas, una cifra que también impactará en el mercado inmobiliario

Las 30 empresas que están actualmente en la central están trabajando en los cimientos de las dos nuevas plantas desulfuradoras, que reducirán el azufre de los gases de combustión. Tendrán algo más de 32 metros de altura y se situarán en el antiguo aparcamiento, hoy lleno de máquinas, huecos y montañas de tierra. Además, en otro emplazamiento que no se ve desde la carretera, ya se terminó el montaje de una de las cuatro unidades de desnitrificación. Ahora se iniciará el trabajo de puesta en marcha.

"Esta semana y la pasada ya empezamos a ver caras nuevas. Hay más clientes y es muy positivo, pero hasta mediados de mes, por lo que se dice, no llegará el grueso de trabajadores, y vienen escalonados, no como otras veces todos a la vez", dice el responsable del Mesón O Martínez.

"Poquito a poco, pero se está empezando a mover gente", dice la dueña del bar Daniel, el restaurante más próximo a la central, que asegura que ya sirven una media de 75 menús al día a trabajadores de la transformación. "La mayoría son de fuera, gallegos y de otros puntos de España, pero casi no hay extranjeros todavía. Por ahora, la gente está llegando, probando... Luego ya se asientan en un sitio para ir a diario", explica, mientras muestra su preocupación por el futuro. "Durante la reforma no tendremos problema, pero cuando acabe nos quedamos casi incomunicados, cuando esto era un punto de paso", dice.

La transformación hará crecer la central, con lo que desaparecerá el antiguo acceso a As Pontes desde A Coruña o Ferrol. La fecha para cortar la carretera –el tramo del vial autonómico que va de la rotonda de la central de ciclo combinado a la glorieta de los patos–, todavía no está anunciada. Pero no tardará mucho. Algunas voces apuntan a pocas semanas.

A la ocupación se suman los efectos en el mercado inmobiliario, donde, aseguran, funciona mucho el boca a boca

En el Mesón A Bodega o Casa Teresa también hablan del repunte de clientes. "Se nota, pero está siendo lento. No hay un boom", dicen en el primero, mientras la responsable del segundo ve vital a esta nueva clientela para su negocio. "El 60% de los clientes de menú tienen que ver con los trabajos en Endesa, con una media de 60 menús al día. Es lo que nos hace aguantar ahora", explica.

Pero el efecto de los nuevos trabajadores no fortalece solo el sector de la hostelería. "Esta semana ocupamos ocho de las diez habitaciones que tenemos con trabajadores de la central. Hay un poco de todo: Galicia, País Vasco, Asturias y un par de polacos... El impacto es muy positivo, pero nunca sabemos cuánta gente habrá hasta que llegan", dice la gerente del Hostal Silva, situado a menos de un kilómetros de la térmica.

En el Hotel Pontes do Eume, el único de la localidad, también se dejan notar las obras, pero "para días concretos o para estancias de 15 o 20 días de directivos".

A la ocupación se suman los efectos en el mercado inmobiliario, donde, aseguran, funciona mucho el boca a boca. "Hasta ahora son subcontratas que vienen para pocos meses y eso no lo gestionamos porque da mucho trabajo. Nosotros solemos hacer contratos de más larga estancia, y ya hicimos varios para jefes de obra, para directivos que se quedarán aquí los tres años", dice Julio López, de la inmobiliaria Nexonorte. "También hicimos alguno de cuatro meses con el compromiso de que los compañeros que lleguen después ocupen el mismo piso. Se empieza a notar que se mueve algo, porque estaba paradísimo. Y a partir de este mes de febrero dicen que empieza la obra con más carga de trabajadores y pronto se hará la carretera, y eso también aumentará la demanda", indica.

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