Más de 50 personas compartieron una jornada de convivencia en Muimenta, organizada por la ONG Diaconía Lugo en el marco de su programa de actuaciones para fomentar la inclusión de refugiados internacionales.
En la visita, las seis familias que la entidad tutela en Lugo, cinco de ellas sirias y otra de origen georgiano, pudieron familiarizarse con diversos animales autóctonos, visitar el Museo Pedagóxico y el da Zoca, practicar juegos tradicionales con Xotramu o compartir una comida de confraternidad en el área recreativa Ribas do Miño.
Esta propuesta se integra en las actividades de ocio y tiempo libre diseñadas para "que coñezan a realidade e a historia galega", tal y como apunta el coordinador de la entidad, Carlos Vila. Se busca así apoyar un proceso de inmersión que resulta "complicado". Los refugiados proceden de países en guerra y, al hecho de tener que dejar su hogar y las experiencias vividas, suman el choque cultural y el hándicap que supone enfrentarse a un idioma y unas costumbres totalmente diferentes.
Es en esta transición donde resulta fundamental el trabajo que realiza la delegación lucense de Diaconía, que desde el pasado mes de enero desarrolla un programa de acogida, respaldado por el Gobierno, que se prolonga durante dos años.
Tres de las familias, todas parejas con cinco hijos, están aún en la primera fase de este programa, pensado para seis meses y en la que residen en un piso de acogida de la propia ONG, que les presta apoyo en cuestiones tan básicas como el acceder a la educación o la sanidad o el aprendizaje del idioma.
En la segunda fase, que se prolonga durante 18 meses, se mantiene el apoyo, pero ya residen en un piso de alquiler costeado por las propias familias. Un paso que resulta difícil, asegura Vila, que precisa que dos familias están en este proceso, pero una tercera aún no ha podido dar el paso, ante la dificultad que están encontrando para acceder a pisos de alquiler, condicionada tanto por la escasez de oferta como por la existencia de precios no asequibles para ellos.
