Demolerán un obsoleto depósito de agua en el Poboado das Veigas pontés

Los vecinos denuncian que era "un perigo para todos e realmente non ten ningún tipo de función"
Estado actual del tanque de agua. C.ARIAS.
photo_camera Estado actual del tanque de agua. C.ARIAS.

Tras muchos años de demandas por parte de la asociación de vecinos del Poboado das Veigas, la demolición de un obsoleto depósito de agua que lleva décadas sin uso está más cerca. Endesa tramitó la licencia de demolición, que acaba de ser concedida por el Concello, y las obras para echarlo abajo comenzarán "en breve", tal y como confirman desde la électrica, titular de la construcción.

"Presentamos a primeira reclamación no ano 2009", dicen desde la directiva de la asociación de vecinos del Poboado das Veigas, mientras explican que la seguridad fue el único motivo que les hizo tramitar una petición que diez años después parece que se cumplirá.

"Agora xa non hai tantos cativos no poboado como había antes, pero xogaban debaixo do depósito de auga e empezaron a caer cascotes dende arriba, era un perigo para todos e realmente non ten ningún tipo de función. Cando vin vivir para aquí xa non se empregaba, pode facer 40 anos que está sen uso", explica Andrés Ramos, el tesorero de una asociación con más de cien socios que también lleva años reclamando un local para desarrollar su actividad.

El depósito primero estuvo rodeado de vallas amarillas, de las de obras, y después se puso una malla metálica más alta –la que está ahora– para evitar que la gente se acercase. "Leva anos totalmente pechado, sabiamos que non se ía arranxar e por iso solicitamos que o derribasen e realmente non ten ningún atractivo", confirman desde la asociación, pero se muestran precavidos con que realmente se vaya a hacer algo.

Y, aunque para algunos el tanque de agua ya es un símbolo del Poboado das Veigas y de As Pontes, los vecinos defienden que es necesaria una solución.

El Poboado das Veigas fue construido por la empresa nacional Calvo Sotelo entre 1945 y 1962 para ofrecer una vivienda a los trabajadores de la mina. Hay 220 casas, además del Lar, la piscina, los campos de fútbol, la iglesia o el conservatorio, que pasaron a ser activos de Endesa. Ahora algunos edificios ya son titularidad del Concello, pero los inquilinos siguen a la espera de poder comprar sus casas, propiedad todavía de la eléctrica.

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