Los positivos por Covid entre los jornaleros aislados en Castro se elevan a seis

Medio centenar de temporeros están confinados en un inmueble de la localidad
Edificio en el que se aislaron los jornaleros en Castro. SILVIA IGLESIA
photo_camera Edificio en el que se aislaron los jornaleros en Castro. SILVIA IGLESIA

Los casos positivos del brote de coronavirus detectado en Castro de Ribeiras de Lea se elevan este martes a seis, todos ellos jornaleros. Medio centenar están aislados en un inmueble de la localidad, una medida adoptada después de que en la tarde del domingo se diagnosticase a un trabajador que presentaba síntomas. A ese caso inicial se sumaron dos este lunes y otros tres este martes.

Los temporeros aislados, de las decenas que se trasladan cada año a la comarca chairega para recoger frutos rojos, conviven en un edificio céntrico que se estrenó esta temporada como nueva residencia para los jornaleros. Hay más trabajadores de la fruta residiendo en otros dos antiguos hoteles de la localidad chairega, el Cóndor y el Tojo. En total, entre los tres inmuebles, se estima que suman en la actualidad más de un centenar de personas, aunque desde la empresa descartaron hacer declaraciones. 

Equipos del Servizo Galego de Saúde se desplazaron en la mañana del lunes al lugar en el que fueron aislados el medio centenar de trabajadores para realizarles a todos las pruebas (PCR). 

El modo de vida de los temporeros, que comparten no solo trabajo, sino también vivienda, comidas y desplazamiento en autobús a diario hasta su puesto de trabajo, hace temer que pueda haber más positivos, por lo que lo previsible es que las pruebas se realicen con el paso de los días a todos los trabajadores de la empresa. 

El Sergas comenzó este lunes a hacer las pruebas PCR y tiene acotados los contactos del primer contagiado, descubierto en la tarde del domingo

INCERTIDUMBRE. La noticia de los positivos por coronavirus corrió como la pólvora y a última hora del domingo los bulos ya se empezaron a hacer más grandes, hablando algunos incluso de 80 contagios en los invernaderos, una cifra muy lejana a la realidad cuando en toda la provincia había 75 casos activos. 

En la localidad, que este lunes amanecía parada en un inusual festivo que en condiciones normales daría fin a unas patronales canceladas este año debido a la crisis sanitaria, los vecinos estaban a la expectativa y rodeados de la incertidumbre. Además, las residencias de mayores del municipio permanecen cerradas, y no permiten visitas ni salidas, igual que el centro de la Fundación de Daño Cerebral (Fudace).

"La gente tiene algo de desconfianza. Pero no creo que haya un gran riesgo o preocupación mientras no se sepan los resultados de las pruebas", valoraba el regidor de Castro de Rei, Francisco Balado, que por la mañana descartaba hablar de brote por el momento. 

"Si se desprenden muchos contagios, habrá alarma y la gente se va a asustar, pero ya hubo más casos al principio de la alerta sanitaria, en el geriátrico y en el centro de daño cerebral y algún otro en San Xiao de Mos o en Castro de Rei, y salimos", dijo el alcalde, mientras incidió en que, en la actualidad, la gente está "más preparada", con el uso generalizado de mascarillas y con la distancia física más interiorizada. 

Las residencias de mayores del municipio no permiten visitas ni salidas

"Si hay uno, habrá más contagios", decían los pocos que este lunes paseaban por Castro. "Viven muy juntos y es complicado controlarlo cuando comparten tantas horas", añadían otros a la espera de más noticias. 

Los temporeros son mano de obra regularizada. Tienen los papeles, contratos de trabajo y se empadronan en los concellos donde residen, y aunque su integración no es total, empiezan a ser rostros habituales del comercio —sobre todo de alimentación— o la hostelería local. 

La empresa, Surexport, fundada en Huelva, tiene una planta de embalaje en el polígono de Castro e invernaderos en O Arneiro, en el concello limítrofe de Cospeito, y producción en Pacios, en Begonte. En las épocas de más trabajo, de mayo a septiembre, alcanzan los 400 temporeros de países como Rumaría, Bulgaria, Marruecos o Senegal.

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