Cruce de denuncias en Castro entre un vecino y el alcalde por una pelea

El regidor acusa al hombre de acoso y seguimiento, lo que lo obligó a abandonar su vivienda
José Teijeiro (izquierda) y Balado (en una imagen de archivo). EP
photo_camera José Teijeiro (izquierda) y Balado (en una imagen de archivo). EP

Una disputa surgida en la tarde de este sábado entre un vecino de San Martiño de Goberno, José Teijeiro, y el alcalde de Castro de Rei, el popular Francisco Balado, acabó el domingo con un cruce de denuncias por delitos de lesiones entre ambos implicados. Además, el regidor lo acusa de seguimiento y acoso, mientras el otro implicado alega que todo se debe a la "inquina" porque es "de esquerdas".

La pelea ocurrió a las 20.40 horas en una calle sin salida de Castro de Ribeiras de Lea, muy cerca del despacho que Balado tiene en la localidad y al que se dirigía en compañía de su padre para apagar un ordenador que había quedado encendido. En ese momento, según el alcalde, se acercaron al vehículo del hombre al verlo "merodeando", con la intención de recriminarle unos hechos acaecidos la semana pasada -presuntamente, Teijeiro les había rayado los coches a padre e hijo con un objeto punzante-.

"Fomos ata alí e xa se abalanzou sobre nós, agarreino polas mans, tropezou e caemos a causa do forcexeo. Ao levantarnos, propinoume un puñetazo na cara que me tirou as gafas ao chan e romperon", lo que provocó que la visión de Balado quedara limitada, tal y como recoge la denuncia.

Sin embargo, Teijeiro mantiene que cuando se disponía a mover su vehículo para tomar un café en una pastelería aparecieron el alcalde y su progenitor con un turismo "impidiendo que pudiera continuar su marcha", especifica en la demanda, y añade: "Empezaron a darme golpes, avisándome de que non me metera con eles", dice este vecino de Goberno, que niega ataques previos al regidor castrense.

2020082411053753900Tras el incidente, Balado acudió al PAC de Outeiro de Rei, donde le evaluaron una contusión en el lado derecho de la mandíbula, y Teijeiro se trasladó al Hula. Allí, le refireron un parte de lesiones que refleja "luxación en el hombro y múltiples estigmas de aparentes lesiones producidas por algún cinturón o similar".

DENUNCIAS PREVIAS. La agresión de este sábado fue la parte "escénica", tal y como califica Balado, de un largo proceso de "obsesión, acoso e seguimento que este home me fai desde 2011", año en el que accedía a la alcaldía de Castro de Rei. Fue entonces cuando el acusado "se dedicou a repartir folletos nos que arremetía contra min e anteriores rexedores e contra o PP de Lugo" y en 2013 "instaló altavoces en su vehículo y se dedicaba a hablar en contra del dicente y otros cargos", refleja el escrito.

Un año más tarde fue "a primeira vez que me ameazou, foi no consistorio", especifica Francisco Balado, al tiempo que insiste: "É a mesma persoa que me raxou as rodas do coche en xullo -Teijeiro lo niega- e quen nos raiou os vehículos a meu pai, en Castro, e a min, en Castro de Rei, a semana pasada". Y añade: "Ten unha animadversión cara os que ocupamos cargos políticos".

Precisamente, el 29 de julio Balado presentaba la primera demanda, pero fue retirada porque "aceptou firmar unha comparecencia pola que se comprometía a non volver atacarme a min, á miña familia ou aos meus bens", pero "non a cumpriu".

Finalmente, ayer ambos presentaron sus respectivas denuncias en el cuartel de la Guardia Civil de Lugo. Teijeiro lo culpa de una agresión que achaca a la "inquina que me ten o alcalde só porque eu son de esquerdas, non me gusta a dereita e digo as cousas como as penso", y Balado lo hace también por acoso, acusación que se suma "ás dúas anteriores e ás declaracións dun familiar ao que lle preguntou onde residía eu". Por ello solicita una orden de alejamiento.

De hecho, el regidor siente coartada su libertad, ya que Teijeiro "se quedaba vigilando" cuando trabajaba en los talleres de empleo del Concello, y dice que se vio obligado a modificar hábitos y a abandonar su vivienda por el "medo que teño a que lle pase algo á miña familia, con dous nenos, de cinco e dous anos", lamenta, al tiempo que asegura que no consigue conciliar el sueño.

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