La Casa do Mel refuerza el programa de selección genética de la abeja local

Treinta apicultores gallegos participan en una inicitiativa que busca las mejores colonias
Pruebas en la estación de fecundación situada en la zona de restauración de Endesa. EP
photo_camera Pruebas en la estación de fecundación situada en la zona de restauración de Endesa. EP

La Casa do Mel de Goente, en As Pontes, refuerza el programa de selección genética de la abeja negra local, que inició en el año 2019 con el objetivo de promover la conservación de esta especie autóctona y conseguir las colonias con las características más favorables. ¿Y cuáles son? ¿Qué abejas se buscan? Las más productivas, las más resistentes a las enfermedades, sobre todo a su gran destructor, la varroa, y las más mansas, para facilitar su manejo a los apicultores.

"Es un programa a largo plazo, de al menos cinco años. Empezamos en 2019, pero el año pasado no pudimos hacer mucho debido al confinamiento y la pandemia, pero acabamos de tener la presentación con los socios para darle continuidad por tercer año consecutivo, y las cifras de participación aumentan", dice Isabel Goti, de la Casa do Mel, que indica que una treintena de apicultores de distintos puntos de toda Galicia se sumaron este año al proyecto. Algunos repiten, otros se suman por primera vez.

"Es algo pionero, se hacen estudios de genética de otras especies animales, pero no hay casi nada de nuestra abeja autóctona y es muy importante", dice esta apicultora, que indica que tres personas -la bióloga Eva María Pico, la veterinaria Iria Bellas y el ingeniero de montes Iago Vilela- se encargarán de dar apoyo a los socios, para realizar las respectivas pruebas y llevar la parte documental.

"Está teniendo un tirón fuerte entre la gente joven. La apicultura siempre fue miel, cera y enjambres y tiene que tomar un rumbo distinto, para aprovechar todos los recursos, también con la mejora genética", dice Isabel Goti.

LA SELECCIÓN. Los apicultores deben hacer una preselección inicial de sus colmenas. Mayoritariamente se basan en la propia observación y, a partir de esas primeras elegidas, comienzan las pruebas.

"Son probas estandarizadas para cuantificar as características que buscamos: limpeza, porque as abellas máis hixiénicas combaten mellor as enfermidades; produción e tendencia a enxamia,porque cantos máis enxames menos produción hai, e mansedume, para facilitar o traballo aos apicultores", dice la bióloga Eva María Pico, que explica que tras las pruebas de selección se hacen los núcleos que se llevarán a la estación de fecundación de la Casa do Mel.

Es un colmenar aislado, a más de tres kilómetros del apiario más cercano y situado en la antigua zona de restauración de Endesa. Ahí -hay unas 15 colmenas- se cruzan para buscar las mejores colonias.

Las abejas que se van seleccionando se mandan cada año a analizar a la Universidad de Murcia y, de momento, destacan, los resultados son positivos. "Fixéronse probas xenéticas do ADN mitocondrial e das ás e conclúen que todas as mostras son de "apis mellifera iberiensis" ou abella común de linaxe M (europea) e A (africana) e que temos suficiente variabilidade xenética para levar a cabo o proxecto", explica la bióloga.

Con el tiempo se pretende completar el proceso con la fecundación artificial. "Sería el broche final", explican desde la Casa do Mel, al tiempo que señalan otro de los retos: tener un banco de reinas seleccionadas genéticamente para la propia asociación.

De la simple observación a diferentes test

El equipo formado para llevar a cabo este programa realizará varias pruebas en las colmenas preseleccionadas por los participantes, que van desde la simple observación a test más prácticos.

Mirar y contar
La primera prueba es observar el número de cuadros con abejas para comprobar lo poblada que está la colmena. La segunda es observar el número de cuadros con cría. Y la tercera se centra en medir el grado de agresividad de las abejas.

Intervención y pruebas
Se estudia la calma sacando un cuadro con cría y cerrando la colmena para ver si las abejas abandonan el cuadro o se mueven.

Tres test de varroa
En un test se contabiliza el número de ácaros midiendo su caída natural sobre vaselina. En otro se utiliza alcohol para desprender la varroa de las abejas para cuantificar la infestación. Y se realiza otro de higiene analizando las celdillas que limpian cuando hay crías muertas o dañadas.

60.000
Es el número de abejas que puede haber en una colmena. Se dividen entre la reina, la que pone huevos; los zánganos, que fecundan a la reina y termorregulan la colmena, y las obreras, que cuidan, crían, limpian, defienden y salen a por néctar y polen. En las estaciones de más trabajo viven unos 30 días. La reina puede llegar a vivir cinco años.

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