Caras nuevas para devolver la ilusión por el sorteo de Navidad

La administración El Milenio de Oro, en Guitiriz, y el despacho mixto La Bombonería, en As Pontes, han cambiado de propietarios durante el último año
Pablo Vilasuso y Carla Fernández, con su hija, en el Milenio de Oro. M.MANCEBO
photo_camera Pablo Vilasuso y Carla Fernández, con su hija, en el Milenio de Oro. M.MANCEBO

La administración El Milenio de Oro, en Guitiriz, y el despacho mixto La Bombonería, en As Pontes, han cambiado de propietarios durante el último año. Caras nuevas para devolver la ilusión por el sorteo de Navidad.

Como una oportunidad de negocio para dar un giro a sus vidas. Así se gestó la venta y el cambio de cromos en Guitiriz, donde Manolo Díaz cedió el testigo a su sobrina, Carla Fernández, y a su marido, Pablo Vilasuso, al frente de la administración de lotería.

"Él quería vender y a nosotros nos pareció una buena oportunidad. Yo trabajaba en Lugo y Pablo  en Betanzos. Con la niña pequeña poder estar aquí, al lado del negocio de mi madre —regenta el bar Avenida—, era mucho más cómodo", explica Carla, que no tenía experiencia previa en el sector.
Por el contrario, Pablo sí había sellado alguna que otra quiniela siendo un niño en casa Vilasuso de Momán, el negocio familiar de sus padres.

"Él ya estaba más puesto, yo todavía estoy en periodo de adaptación», dice la joven, quien cree que él también tiene más suerte. Y razón no le falta. Porque Pablo, que juega en el equipo de veteranos del Albense, fue uno de los afortunados que compró la lotería del bar Cascudo en 2017. En un viaje al pasado recuerda aquel 22 de diciembre como un día normal, pese a la alegría por el premio.

"Fun traballar como un día calquera e ata fixen dúas horas máis, unhas dez", cuenta el joven, que reconoce que en cuanto salió la bola del bombo "o móbil empezou a fumear". "Yo no me lo creía cuando me llamó", añade Carla, a la que le gustaría que ahora los papeles se intercambiaran, y ser ellos los que inundasen de millones Guitiriz. O cualquier otro rincón de la comarca.

"Repartimos 2.000 e pico euros nunha quiniela de fútbol, foi o primeiro premio que demos dende que estamos nós, e aínda que pequeno xa nos fixo moita ilusión", asegura Pablo, quien espera dar alguno mucho más importante estas Navidades.

"Faime máis ilusión que se me tocara a min", reconoce el joven, quien quiere darle un aire nuevo a la administración y, entre otros planes, ya ha puesto en marcha una página web —www.elmileniodeoro.com—.

Belinda Bañobre y Amparo Bocelo, en la Bombonería, en As Pontes. M.MANCEBO

Una de las novedades en las que trabajan también en La Bombonería en As Pontes, que ya han puesto en marcha su propia página de Facebook, y donde el pasado 11 de noviembre —11 del 11— Belinda Bañobre entregó las llaves del negocio —ubicado curiosamente en el número 11 de la Praza do Hospital— a la hostelera Amparo Bocelo.

"Llevaba tiempo pensando en vender por el tema de la conciliación, tengo un niño pequeño y por las tardes casi nunca podía estar aquí. Lo comenté con mi padre —fue el que inició el negocio de las quinielas hace ya 36 años— y decidí tomar la decisión. Un día que Amparo me trajo el café por la mañana se lo comenté y, al siguiente, ya me dijo que me lo compraba. Y fíjate si tuve suerte que además me contrató de empleada", cuenta Belinda todavía detrás del mostrador, mientras la nueva dueña asiente con la cabeza entre risas.

"Foi así totalmente, desas decisións que tomas case sen pensar e que son as que mellor saen", analiza Amparo, que era la que habitualmente le llevaba no solo los cafés de la mañana, sino también el champán cuando tocaba celebrar algún premio de los grandes.

Ella misma selló en este despacho mixto una lotería de los jueves con la que se embolsó unos 30.000 euros en el año 2003 y, en 2013, también se llevó un pellizco de una quiniela de fútbol de una peña. Premios pequeños que espera que solo sean la antesala de algo mucho más grande que está por venir.

"Ojalá que con el cambio demos el Gordo. Sería lo que más ilusión me haría", dice Belinda, un deseo que comparte con la nueva propietaria, que ve en este negocio una oportunidad de tener mayor tranquilidad dentro de unos años.

"Levo dende os 15 traballando en hostalaría, así que comprar este negocio vaime permitir ter un futuro máis relaxado. Pero de momento non penso en pechar o bar", afirma Amparo, acallando posibles rumores sobre el futuro del bar A Cepa.

Tanto la llegada de Carla y Pablo como la de Amparo ha abierto una puerta para renovar la ilusión por la lotería y las apuestas a los clientes en los dos municipios, sobre todo cuando los nuevos propietarios ya han tenido la oportunidad de celebrar los suyos propios.

Habrá que esperar unos cuantos días para saber si se cumple el refrán y la suerte del principiante hace que los millones lleguen a As Pontes o a Guitiriz. O quizás a Vilalba, donde quieren comprobar que no hay dos sin tres.

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