Pilar Teijeiro: "Cada minuto que pasa sin atención una parada, la supervivencia se reduce un 10%"

La gran vocación y gusto por la docencia de esta médica vilalbesa le llevaron a formarse como instructora de primeros auxilios y ofrecer cursos de forma altruista, como los que impartió en el Ceip Monseivane y la asociación Asvela, en Lanzós, su parroquia natal

Pilar Teijeiro Blanco, en su puesto de trabajo en urgencias del Hospital do Barbanza.
photo_camera Pilar Teijeiro Blanco, en su puesto de trabajo en urgencias del Hospital do Barbanza.

La vilalbesa Pilar Teijeiro Blanco ejerce desde hace dos años como médica de urgencias, pero entre turnos y días de descanso saca tiempo para impartir de forma altruista cursos de primeros auxilios, una iniciativa que extendió hasta su centro de trabajo, el Hospital Comarcal do Barbanza.

¿Cómo empezó con estos cursos?
Hice un curso de instructora para formar a gente en reanimación cardiopulmonar (RCP) y vi que había un déficit, que no se daban estos cursos y que no había formadores. Como también me gusta la docencia me fui metiendo en el mundillo, ofreciéndoselos a gente que conocía de forma gratuita para darlos a conocer y poder impartirlos de forma remunerada.

¿Donde los ha impartido?
El primero fue en un colegio de Oleiros junto a un compañero y después di en un colegio mayor de la USC. Los últimos fueron en Lanzós, de donde soy, porque tenía en mente hacer algo por esta zona y pensé en mi colegio, el Ceip Monseivane. Era una forma de devolverle la formación que recibí allí. Después, como tenía el material, se lo propuse a la asociación de vecinos Asvela. Aceptaron y quedaron encantados.

¿Qué respuesta tuvieron?
Es bastante diferente según la gente que los recibe. Lo que más me gusta es darlos a niños, porque absorben todo, son como esponjas, están súper atentos y se esfuerzan. En cuanto a los adultos, el tema de la sanidad es algo que les gusta y de lo que agradecen recibir formación, sobre todo para desmitificar algunos conceptos que hay, como, por ejemplo, que en un atragantamiento lo que primero que hay que hacer es dar palmadas en la espalda.

Saber hacer una reanimación debería ser de enseñanza obligatoria

Recientemente se puso en marcha esta iniciativa en su lugar de trabajo. ¿Cómo surgió?
Un poco por lo mismo. En la sanidad que tenemos se pretende que tengas personal formado y cualificado, pero no se dan facilidades para ello. Te lo tienes que costear todo. El Hospital do Barbanza es muy pequeño, por las noches solo hay dos médicos y que enfermeros, auxiliares, celadores, administrativos, técnicos de rayos... sepan hacer un masaje de calidad se convierte en algo mucho más importante que en uno grande. Una parada cardiopulmonar puede pasar en cualquier lugar, por ejemplo en una cafetería, y si puede actuar quien esté allí hasta que llegemos nosotros es un tiempo muy importante.

Y fue un éxito...
Al principio pensé que se iba a apuntar solo personal de urgencias, pero tuvimos más de 150 inscritos en una semana. Ya dimos un curso, a 75 personas, que recibieron una sesión de RCP básica para niños y adultos y otra de primeros auxilios. Ahora estamos organizando el segundo, que será en mayo, y vamos a tener que hacer un tercero en octubre. Se apuntó todo el mundo, hasta las señoras de la limpieza. Es algo que te sirve también en tu día a día. Es una situación que te puedes encontrar en cualquier lado.

¿Qué hay que tener claro ante una parada cardiorrespiratoria?
Lo primero hay que saber reconocerlo y en el curso damos las bases. Si una persona está inconsciente y no respira, es una parada cardiorrespiratoria. Hay que llamar al 061, si se está en Galicia, o al 112 e inmediatamente hacer el masaje cardíaco. Para ello, entrelazamos los dedos y ponemos la palma en un tercio inferior del esternón. Un masaje de calidad son 30 compresiones torácicas, dejando subir de todo el tórax, a un ritmo de cien por minuto. Yo digo que para llegar a esa velocidad es el ritmo de ‘La Macarena’.

¿Cómo de importante es que la gente sepa hacer una RCP?
El 80% de las paradas cardiorrespiratorias ocurren presenciadas por alguien y normalmente fuera de un hospital. Que tú inicies ma niobras de reanimación eficaces, salva vidas. Cada minuto que pasa sin ninguna atención, baja un 10% la posibilidad de supervivencia y a partir de los 15 minutos la probabilidad de recuperar a esa persona es casi nula. Eso sin contar el daño cerebral por falta de flujo tanto tiempo. Es algo que debería saber todo el mundo, ser de enseñanza obligatoria en los centros, porque el tiempo que puede tardar en llegar una ambulancia asitencial no es el mismo en todos los sitios. Y en Galicia hay muchos pueblos y muy dispersos.

Se necesita más personal y contratos dignos. La gente se está marchando y no se podrán cubrir las bajas que habrá

¿Cómo ve la sanidad gallega?
La veo mal. Por un lado, está envejecida en cuanto a personal sanitario y en los próximos diez años se va a jubilar la mayor parte de médicos de familia y especialistas que conocemos y no hay para cubrir todas las bajas que se esperan. También hay un montón de gente que se está formando que se está marchando. Una persona después de diez años de formación, ¿puede estar con contratos de día a día? Eso no te da estabilidad personal ni laboral. Yo soy afortunada, entre comillas, porque mis contratos son de un mes al estar en urgencias. No es una cuestión económica, pedimos calidad en nuestras condiciones para hacer nuestro trabajo bien y dar calidad asistencial, más allá de cuatro minutos por paciente.

¿Cómo se puede mejorar?
Se necesita más personal sanitario y que el Sergas forme a sus empleados; contratos dignos y educar a la gente en sanidad, explicarle y concienciarla sobre qué es una urgencia y qué no.

¿Cómo es el trabajo en un hospital comarcal?
Es lo mejor del mundo. Estamos acostumbrados a no tener casi recursos ni especialidades. Hay muy poco de todo, menos de voluntad. Allí todos hacemos de todo. Es un trabajo en equipo y es porque estamos tan solos que cualquier tipo de ayuda es positiva. Somos una familia.

"Me gusta venir a Lanzós. Allí soy 'a Pili do Toñito do Xesto'"
¿Ser médico fue vocacional?
Vocación como tal nunca tuve. Quise hacer Filología Hispánica, Ingeniería Química, Magisterio... Un tío mío que es enfermero dijo que fuera por la rama de ciencias de la salud porque era la más amplia. Cuando tuve que elegir carrera, dudé con Medicina porque me parecía muy díficil, pero mis padres me animaron.

¿Cómo eligió la especialidad?
No fue hasta que hice prácticas voluntarias un verano en el PAC de Vilalba que tuve claro que quería ser médico de urgencias, pero esta especialidad no existe en España, por lo que hice medicina de familia.

¿Qué es lo más gratificante?
Que la gente quede contenta con mi trabajo y el trato recibido. 

¿Y lo peor? 
Dar malas noticias. Soy bastante empática y, con cosas gordas, es muy difícil no dar la vuelta y marcharte llorando. 

Una afición. 
Mi pasión es viajar. Otra es el tenis, pero ahora no está de moda y tuve que pasarme al pádel (risas).

Un lugar.
Me encantó un viaje que hice a Croacia y me gusta mucho Ribeira, que tiene lugares impresionantes como la playa de O Vilar y el mirador de A Curota.

¿Echa de menos Vilalba?
Me gusta venir a mi casa a Lanzós, a ver a mis padres y amigos. Es una forma de desconectar. Tengo muchos recuerdos y la gente te tiene cariño y eso gusta. Allí soy ‘a Pili do Toñito do Xesto’.


 

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