Botica, el proyecto interminable

La Diputación prioriza la seguridad y garantiza la continuidad de la actuación, pese a los imprevistos. Avanza que exigirá "responsabilidades, se as houbese" en la ejecución de los trabajos
Parte trasera de la Casa da Botica, en obras. C. PÉREZ
photo_camera Parte trasera de la Casa da Botica, en obras. C. PÉREZ

Dice la Ley de Murphy que si algo malo puede pasar, pasará. Y en la Casa da Botica, ya sea por razones políticas, técnicas, administrativas o meteorológicas, nada parece salir bien. A las trabas para una compra que acabó siendo una expropiación, se sumaron las discrepancias sobre la idoneidad del proyecto de creación de una residencia de mayores, las demoras administrativas y hasta una pandemia mundial. Y cuando parecía que se intuía la luz al final del túnel, con las obras al fin en marcha, llegó el crudo invierno. Los temporales derribaron un par de paredes y, con ellas, la ilusión de preservar un céntrico y emblemático edificio.

Si el pasado 10 de enero la caída de una parte de una pared lateral lanzaba el primer aviso sobre la inestabilidad de la estructura, el desprendimiento de la medianera -arrastrando con ella las vigas de madera que se mantuvieron tras retirar la cubierta-, al paso de esa borrasca con nombre de aciagas reminiscencias, Hortensia, firmó su sentencia: "A dirección de obra determinou a necesidade de derrubar a primeira e a segunda planta do inmoble para garantir a súa seguridade estrutural, actuación á que se procederá nos vindeiros días", avanzó la Diputación.

Es decir, los técnicos solo ven viable mantener en pie el primer tramo de cantería de la fachada -los accesos al antiguo bar Losada y a la casa y la zona de la escalera, al menos de momento- y el resto deberá retirarse y reconstruirse. Sí, esta debe ser fiel a su aspecto original, pero ya no será el edificio cuya lucha por preservarlo iniciaba oficialmente el Concello hace 15 años, cuando el pleno aprobaba la compra del centenario inmueble, ubicado justo en la acera de enfrente del consistorio.

La negativa de uno de sus doce dueños a rubricar la compraventa obligó a optar por la expropiación y, hace una década, el Concello ponía fin al periplo de la adquisición, abonando 452.000 euros a los ya antiguos propietarios y a los inquilinos que aún vivían en una parte del edificio. Se cerraba un difícil capítulo, pero el que se abría resultó no serlo menos.

"A nosa máxima prioridade é garantir a seguridade para evitar maiores danos no edificio e o perigo que estes puidesen supoñer"

En 2011, Concello y Diputación pactan crear la residencia de mayores, pero uno de los grandes proyectos socialistas de la era de Regina Polín se quedó en stand by tras perder las elecciones. El PP defendía entonces, paralizando el proyecto, y sigue defendiendo hoy, que el emplazamiento no es el adecuado para habilitar un geriátrico. El retorno de Polín al sillón de la alcaldía implicó retomar el plan, pero no supuso el fin de los retrasos.

La Diputación contrató en marzo de 2019 las obras por 1,2 millones -el Concello aporta 200.000- para habilitar una residencia de 52 plazas, con un proyecto que incluía la restauración del edificio original y la construcción de un aledaño en la parte posterior. Parecía que el periplo se acababa, pero nada más lejos de la realidad. Aún hubo que esperar más de un año, hasta mayo de 2020, con la llegada del coronavirus de por medio, para que se iniciase la intervención. Y podría volver a parecer el fin de los conflictos, pero no. Ahí está Murphy para recordar que cuando algo puede pasar... Y pasó, dos veces.

"A nosa máxima prioridade é garantir a seguridade para evitar maiores danos no edificio e o perigo que estes puidesen supoñer", precisaba este viernes el diputado provincial de promoción social, Pablo Rivera, ante el nuevo revés. Reforzar la estructura y retirar las partes que puedan ser un peligro es lo prioritario, y en ello se están centrando las actuaciones de la Diputación y también del Concello de Guitiriz, que valló la acera en el tramo de la Casa da Botica y habilitó un paso de peatones provisional para favorecer la circulación de los vecinos.

"O que ten que primar é a seguridade, por se se producisen máis desprendementos", apuntan desde el gobierno local, que en días pasados, al igual que la Diputación, recibía críticas de la oposición tras el primer derrumbe. El PP lamentaba la gestión provincial de una obra "complexa" y tildaba el expediente del proyecto de "auténtico desastre". El BNG pedía al Concello un "maior control" sobre las actuaciones y advertía del "mal estado" del edificio.

La urgencia marca la agenda de actuaciones, pero desde la Diputación inciden en que, una vez consolidado el inmueble, "velarase polo cumprimento do contrato, defenderanse os intereses públicos e esixiranse responsabilidades, se as houbese, respecto á execución do proxecto". La institución destaca que la continuidad del plan programado "está garantida" y recuerda que aún restan seis meses del plazo de ejecución previsto de las obras, que ahora se centraban en la parte trasera del edificio, donde se construye el ala nueva.

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