Bailar entre los mejores

La vilalbesa Carla Mosteiro participó en el Russian Ballet Master Class, un prestigioso campus de danza al que acudieron unos 150 bailarines de distintos países de todo el mundo
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photo_camera Carla Mosteiro, con su diploma del Russian Masters Ballet Camp.

La pasión que siente por la danza, la cual dice que es su vida, es algo que consigue transmitir no solo en cada movimiento que hace, sino incluso a través de su mirada. Esa luz que emanan los ojos de Carla Mosteiro cada vez que baila fue algo que también captaron los profesores del Russian Ballet Master Class, un campus con docentes de la prestigiosa academia rusa Vaganova celebrado del 5 al 11 de julio en Alicante y para el que esta joven vilalbesa fue seleccionada en una audición a nivel nacional.

La noticia de que fue aceptada en este importante campamento le llegó ya en 2020, unos días antes de que se decretara el estado de alarma. La pandemia retrasó su participación, aunque por elección propia. «El campus lo hubo el año pasado, pero podíamos esperar a ir este si queríamos, y yo fue lo que decidí», explica Carla, que aún habla con ilusión de una experiencia "para repetir" y en la que participaron unos 150 bailarines de distintos puntos de España pero también de Suiza, Estados Unidos, República Checa, Francia, Rusia, Inglaterra o Portugal.

"Nos dividieron en dos grupos, por un lado estaban los profesionales y por otro los que nos llamaban ‘open’, los más jóvenes. Dentro de ellos, había niveles, y yo estaba en el más alto", relata la joven, de 17 años.
Explica que el campamento contaba con una rutina muy marcada, en la que por las mañanas hacían diferentes actividades y por la tarde, a partir de las 15.45 y hasta las 20.15 —menos el sábado, que eran de 14.30 a 17.30— recibían clases en el conservatorio de Alicante. 

"Ahí dábamos una hora y media de danza clásica, otra hora y media de puntas y otra hora y media en la que se iba turnando, según el día, danza de carácter o folcklore, danza contemporánea o acondicionamiento físico", explica Carla, que destaca además la dificultad añadida de que "los profesores hablaban en ruso y había un traductor en inglés, pero se les entendía bastante bien gracias a los gestos".

"Aprendí muchísimo, porque es un estilo diferente, el estilo ruso. Los pasos son los mismos, pero los haces con otra intención. Trabajamos mucho la técnica y el control del cuerpo", apunta, al tiempo que destaca "la convivencia" en el campus y el hecho de que las clases fueran en otro idioma, ya que "te hace estar más atenta". Una concentración y unas ganas de trabajar, además de su buen nivel de danza, que destacaron los profesores en la tutoría que tuvieron online con sus padres al finalizar el campus.

FORMACIÓN CONTINUA. Carla Mosteiro, que empezó a ir a clases de baile con tres años, no para. Después de regresar de Alicante empezó otra formación, a lo largo de la semana pasada y esta, en danza clásica en al academia de Jesús Quiroga en Ferrol. En agosto descansará antes de retomar en septiembre sus estudios de segundo de BAC en el IES Basanta Silva y en el conservatorio danza de Lugo, donde acaba de finalizar la especialidad de contemporáneo y solo le queda un año de clásico.

De cara al futuro, una vez finalice el próximo curso, lo tiene claro. Aunque hará la selectividad "por si acaso", su objetivo es "ir al Conservatorio Superior de Danza —solo hay cinco en España—, a estudiar otros cuatro años". Conocedora de la dificultad de las pruebas de acceso, pondrá todo su empeño, ya que tiene claro que quiere dedicarse profesionalmente a la danza. "Bailar es mi vida", sentencia.

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