Los vecinos afectados por las inundaciones de enero: "Aún no dormimos en casa"

El 17 de enero, los vecinos de Riocaldo y la zona del club fluvial de Begonte amanecían rodeados de agua en unas inundaciones históricas que obligaron a rescatar a 13 personas y cuyas consecuencias perduran en el día a día de los afectados
Carlos y Loli, con Akira, delante de su casa de Riocaldo. C. PÉREZ
photo_camera Carlos y Loli, con Akira, delante de su casa de Riocaldo. C. PÉREZ

La casa de Loli Grandío y Carlos Francos, de planta baja y situada en Riocaldo, justo al lado de la N-6, prácticamente desaparecía bajo el agua hace un mes, cuando esta zona de Begonte y la del club fluvial sufrían unas históricas inundaciones que convertían en una laguna la carretera y la vía del tren y obligaban a dejar sus casas a decenas de vecinos, 13 de ellos rescatados por los servicios de emergencia.

"Aún no dormimos en ella, estamos en casa de mis primos", explica Loli, y señala al otro lado de la N-6, a otra de las viviendas afectadas por las riadas, donde Carlos se refugiaba de madrugada al ver que el agua entraba sin control en su casa. A la mañana siguiente era rescatado en zodiac junto a su fiel Akira y a sus primos, Severino, Teresa, Luisa y Chelo.

"Al principio Akira no quería entrar en casa y ahora entra solo conmigo", dice Carlos sobre su perra, que tampoco ha vuelto a tumbarse, como tenía por costumbre, en el sofá, milagroso superviviente al paso del agua, al igual que la nevera, el microondas o algunos muebles, eso sí, con desperfectos visibles. Otros enseres han corrido peor suerte. La mesa de la cocina -tienen una cedida-, los colchones, la lavadora... dan forma a una interminable lista de bajas.

"Hemos tirado ropa y mantas, lavado otras, me gasté más de 400 euros en la lavandería", apunta Loli, contabilizando detalles hechos o por hacer mientras mira a un lado y otro. Todavía están secando al sol la leña que tenían almacenada, rescataron un banco exterior varias fincas más allá, ha desaparecido una maceta, pero las otras plantas sobreviven, aún perdura el olor a gasóleo que impregnaba todo el día después y la humedad se percibe por doquier.

"Va a costar mucho que se vaya, tocas la pared y aún la notas húmeda, venimos y está todo frío, encendemos la estufa y calienta, pero al día siguiente es igual", detalla Loli, decidida a dormir, por fin, en su casa, aunque Carlos no lo vea claro. "Por ahora no me han dejado, pero voy a volver ya, aunque dormiré en la cocina, porque en el dormitorio no se puede", dice Loli, a la espera de que se vaya la humedad y acondicionarlo.

"Hemos estado sin parar todo el tiempo, todos los días, y seguiremos, limpiando poco a poco", resumen ambos, repasando los muchos avances que han hecho para que su pequeña casita, construida por los padres de Loli en 1984 y en la que ellos llevan dos años viviendo, vuelva a ser tan acogedora como era antes.

Su relato, lleno de sonrisas porque "hay que tomárselo con humor", aunque Loli también reconoce que ha "llorado mucho", es común, en mayor o menor medida, a la veintena de viviendas afectadas por las inundaciones del pasado 17 de enero.

Justo enfrente, Luisa y Chelo tardaron más de una semana en poder volver a su querido hogar. Y con ajustes obligados, pues tuvieron que mudarse a la planta alta, ya que los daños que dejó el agua en el bajo impedían hacer vida normal en este.

También estuvieron más de una semana fuera de su casa Iris Villar, su pareja y su hija, rescatados de la zona del club fluvial. "Tardamos casi dos semanas en volver a la normalidad, hasta que arreglamos la calefacción y otros desperfectos", recuerda, y habla de unos días "de locos" sobre una experiencia "que no me gustaría tener que volver a vivir".

"Tengo clarísimo que si veo que empieza a subir, nos vamos", dice Iris, que reconoce que, pese a lo ocurrido y a que viven de alquiler, no se han planteado mudarse. "Aquí estamos muy a gusto", concluye, reiterando el agradecimiento a los servicios de emergencia y al Concello de Begonte por toda la ayuda prestada, tanto a ellos como al resto de afectados.

Un pleno para aprobar ayudas

El alcalde de Begonte, José Ulla, avanzó que en breve convocarán un pleno para aprobar las bases de las ayudas que concederán a los damnificados por la riada y la dotación de fondos para estas, que irán de 500 a 1.500 euros. Para el reparto se tendrá en cuenta el alcance de los daños o si los afectados tenían o no seguro.

El concello convocará un pleno para aprobar las bases de las ayudas que irán de 500 a 1.500 euros

APOYO Y ENSERES El Concello ha puesto los servicios técnicos municipales a disposición de los vecinos para ayudar en la tramitación de otras ayudas, así como los servicios sociales, y ha recogido a domicilio los enseres voluminosos estropeados.

ZONA CATASTRÓFICA El Concello tramitó la solicitud para que el Gobierno declare el municipio como zona afectada gravemente por emergencia de protección civil, petición sobre la que aún no ha habido un resolución.

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