Mueren unas 1.000 crías de perdiz en el incendio de una granja de Cospeito

El dueño, que también perdió 1.500 huevos en incubación, cifra los daños en 30.000 euros

La nave calcinada en la que se encontraban las perdices. CP
photo_camera La nave calcinada en la que se encontraban las perdices. CP

"Me quedé sin nada", lamenta resignado José María Sanjurjo Río frente a los restos de su criadero de perdices de Sistallo, en Cospeito, que en la madrugada del sábado al domingo el fuego redujo a cenizas, causando la muerte de "unas mil recién nacidas, que tenían entre ocho y 15 días".

Las llamas también arrasaron unos 1.500 huevos que se encontraban en periodo de incubación, donde, a falta de lo que determine la investigación, se cree que se pudo iniciar el fuego. "Debió de prender en las incubadoras, porque estaban funcionando" precisa el titular de la granja, que apunta que también había lámparas en la nave, para proporcionar a las crías el calor que necesitan para sobrevivir.

El listado de pérdidas incluye además 30 sacos de trigo y dos palets de pienso –sobre 60 sacos–, que había recibido solo unos días antes, así como un generador de corriente, una máquina limpiadora, los embalajes para la comercialización de los animales o el pequeño taller de tornería de José María, aficionado a este oficio.

No resultaron afectados los parques de vuelo, en los que en estos días no hay animales, ni la zona donde están las madres, en la que tienen 120 parejas destinadas a la cría. También se salvaron 500 huevos que preveían meter este domingo en las incubadoras. "Ahora tengo que buscar donde incubarlos", apunta José María, quien calcula que el importe de las pérdidas ronda los 30.000 euros.

José María calcula que el importe de las pérdidas ronda los 30.000 euros

AVISO. Fue el propio José María quien, casi por casualidad, se percató del incendio minutos antes de las cuatro de la madrugada. Se levantó y percibió una extraña claridad exterior, por lo que quiso comprobar de que se trataba y ya divisó el fuego, cuando las llamas alcanzaban una gran altura, como él mismo aseguró.

Alertó al 112, que movilizó a los bomberos del parque comarcal de Vilalba, quienes trabajaron durante cerca de cuatro horas para sofocar el incendio, mientras que a lo largo del día fueron los propietarios de la granja los que se encargaron de vigilar que las llamas no reviviesen y enfriar las zonas aún en combustión, como el almacén de forraje.

También se dio aviso a los servicios de urgencias del 061, si bien no fue necesaria su intervención, y a la Guardia Civil, cuyos agentes, una vez concluidas las labores de extinción, acordonaron la nave del criadero a la espera de que acudiesen los expertos para determinar el origen del fuego.

Estamos jubilados los dos y pasamos el tiempo en esto

José María, con la ayuda de su mujer, Mari Carmen López, lleva 15 años dedicado a la cría de perdices. "Estamos jubilados los dos y pasamos el tiempo en esto", explican, al tiempo que reconocen que la granja es un complemento y un entretenimiento, por lo que tras este susto se tomarán unos días para decidir si retoman o no la actividad.

José María recuerda que, por afición, compró un par de perdices hace cerca de 30 años, y al ir aumentando el número de ejemplares y jubilarse, decidió legalizar la explotación, realizar todos los trámites y poder así comercializar las perdices, cuya principal salida son los cotos de cazadores de distintos puntos de la provincia y también de otros municipios limítrofes como As Pontes.

José María explica que el inicio y el final de la temporada de caza son las épocas en las que tienen más demanda las perdices, cuya época de cría se concentra entre marzo y julio. Los huevos están 21 días en la incubadora y las crías pasaban en torno a un mes en el criadero. De ahí se cambian a unas jaulas para completar su crecimiento y luego al parque de vuelo, ya adultas.