Una apuesta por la seguridad

El pontés José Rodríguez acaba de conseguir la certificación del Ministerio de Interior para Homeland Security Spain, una nueva empresa de vigilancia, protección y sistemas de alarmas
José Rodríguez, en el despacho de su nueva empresa. C.ARIAS
photo_camera José Rodríguez, en el despacho de su nueva empresa. C.ARIAS

Lleva media vida profesional dedicada a los seguros -abrió Matojoma en el año 88 y cuenta actualmente con seis trabajadores- pero desde hace muchos años está interesado en el mundo de la seguridad -se sacó el título de Instructor Policial en 1996 y también el de vigilante- aunque hasta ahora estaba más enfocado en las clases de defensa personal, que imparte desde 2009 a través de la Escuela HKF, que abrió en 2009 en Ribadeume.

José Rodríguez, más conocido como Cope, acaba de dar un paso más en su apuesta por expandir sus negocios y abrirse camino en el mundo de la seguridad al conseguir, tras más de un año de trabajo y papeleo, la certificación del Ministerio de Interior para Homeland Security Spain, una empresa de vigilancia, protección y sistemas de alarmas que empieza a andar desde As Pontes pero con el reto de expandirse, primero en Galicia, para lo que está ya homologada, y con el tiempo al resto del territorio español, con futuras sedes en Madrid y en Tenerife.

"Recibimos la autorización de Interior el 22 de diciembre. Es complicadísimo constituir una empresa de seguridad", dice el responsable de este proyecto, que reconoce que avanzar este paso requirió mucho trabajo y burocracia, además de una inversión importante. "Todo el mundo decía que era imposible, y costó, pero ya estamos autorizados", señala Rodríguez, que indica que se tuvo que sacar los títulos de director y jefe de seguridad. No fueron los únicos requisitos. Tuvo una inspección de la Policía Nacional para comprobar el local, ubicado en la Praza do Hospital pontesa y en el que hay una zona restringida para la documentación de las alarmas y un habitáculo protegido para el armero, y luego otra de Intervención de Armas de la Guardia Civil.

Ahora su reto es empezar a conseguir clientes para iniciar el trabajo, que prevé focalizar en la vigilancia, ofreciendo desde un servicio en un supermercado a hacerlo en eventos de todo tipo y partidos de fútbol de Primera División, y la venta e instalación de equipos de alarmas, pero seguros. "Ahora se venden alarmas como antes se vendían los móviles, vía radio, sin instalación, que cualquiera con ciertos conocimientos puede inhibir. Es una falsa sensación de seguridad y nosotros lo que queremos vender es seguridad real", dice el pontés, quien indica que el siguiente paso es llegar a un acuerdo con una central de alarmas, para lo que ya está estudiando propuestas.

En el plano de la vigilancia, una de sus ideas es, además de ofrecer el servicio, montar un centro de formación en seguridad para vigilantes, tanto para instruir a nuevos como para hacer cursos de reciclaje con los que ya trabajan en el sector. "Lo que nos interesa es el vigilante que tiene vocación, tanto hombres como mujeres que se quieran dedicar a esto, que se involucren", indica y matiza que dependiendo del tipo de servicios que presten pueden llevar o no arma. "Lo más importante es que los vigilantes estén en constante formación, la seguridad está en evolución, los cacos cada vez actúan de una forma diferente y hay que estar preparados", precisa.

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