La Aplu ordena el derribo de una vivienda de madera en Pedrafita

Los propietarios, un matrimonio jubilado que retornó a Guitiriz tras décadas en Suiza, han acudido a la Valedora do Pobo en busca de una solución que les permita conservar su casa

Casa y garaje de Pedrafita con una orden de derribo. C.PÉREZ
photo_camera Casa y garaje de Pedrafita con una orden de derribo. C.PÉREZ

La Axencia de Protección da Legalidade Urbanística (Aplu) ha ordenado la demolición de una vivienda unifamiliar de madera en la parroquia guitiricense de Pedrafita, al estimar que tanto el inmueble principal como otros aledaños "non son legalizables por seren incompatibles co ordenamento urbanístico".

Los dueños, Jesús Rodríguez y María Leonor Rega, buscan una solución que les permita conservar el lugar en el que llevan más de una década. Tras no prosperar sus alegaciones ante la Aplu, aprovecharon la visita de la Valedora do Pobo a Guitiriz para comunicarle su situación. Ahora esperan esperanzados una alternativa que no suponga irse de Pedrafita, parroquia natal de Leonor.

"Viñemos coa intención de facer algo na aldea porque é onde nos gusta estar, e viramos moita propaganda das casas de madeira, ata a recibimos en Suiza", dice Jesús, que se siente "engañado" porque entonces les dijeron que estas estructuras prefabricadas no necesitaban licencia: "Fixemos un contrato e o vendedor díxonos que non había problema, que xa a declaraba el á Xunta".

Los afectados, que inciden en que no estorban a nadie, llevan desde 2012 intentando regularizar la casa en la que viven desde hace 11 años

A finales de 2007, tras 35 años en la emigración, se instalaron en Romariz, "nunha finca que me deixou miña nai, que ata ma quixeron comprar e eu non quixen porque a miña idea sempre foi volver", dice Leonor, feliz en aquel momento por retornar a 200 metros de la que fue su casa natal.

Y todo fue bien hasta que en 2012 les llegó la reclamación de la Aplu, pidiéndoles toda la documentación que tuviesen. "É verdade que non podiamos presentar nada, porque nos fiamos do que nos dixeran", explica Jesús resignado. "Se mo din o primeiro ano entenderíao, pero tanto tempo despois...", lamenta y apunta que en el tiempo transcurrido añadió cosas, como el garaje de madera, otro alpendre, un cenador, etc.

El matrimonio intentó legalizar las construcciones, pero ha ido agotando posibles vías, confirmándose la orden de derribo. La Aplu incide en que las obras se hicieron en suelo rústico y sin licencias, así como en que la superficie de la parcela es inferior a la mínima necesaria para poder construir y que hay construcciones que no cumplen la distancia exigida a los lindes.

Jesús y Leonor reconocen su desinformación y los errores cometidos, pero aún así, consideran que perder su casa es un castigo excesivo y que tendría que haber otra salida: "Non entedemos por que lles molesta esto, a nosa casas non lle estorba a ninguén e os veciños están contentos con nós", dicen. "Non se imaxinan o dano que están facendo", lamenta Leonor, que señala fincas próximas y pregunta enfadada: "Que queren, que estea todo coma eso, a toxos e xestas? Todo abandonado?". Pero la tristeza vuelve a su voz al recordar a sus padres y el "cariño" por sus raíces: "Non se imaxinan o dano que están facendo".

También acudieron el Concello, que no pudo ayudarlos. La alcaldesa, Regina Polín, lamenta la "inxusta" situación en la que se encuentran estos vecinos. Reconoce que la edificación no cumple con la normativa, pero también incide en que la solución más apropiada no es obligarlos a abandonar su hogar. "Non fan dano a ninguén e hai outras casas cerca", explica, esperando que se pueda encontrar una solución para una familia "que estivo na emigración e quixo volver as súas raíces".

La regidora aprovecha además para cuestionar este tipo de resoluciones, que contribuyen al "despoboamento" de las zonas rurales: "Se loitamos porque a xente non se vaia, con decisións coma esta foméntase xusto o contrario".

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